Como si describiera cualquier procedimiento de rutina, el suboficial principal Séptimo Gerlo, a cargo de la Patrulla Caminera en el peaje de General Lagos, sobre la autopista a Buenos Aires, relata lo sucedido esta madruga cuando una pareja de delincuentes que huía con 200 mil dólares robados, intentaron sobornarlo.
“Es la primera vez que me pasa algo así”, cuenta el policía a Rosario3.com. Además, hace partícipe de las felicitaciones al sargento Belmonte y a los sargentos primeros Molinato, Pajó y López, que también intervinieron en el procedimiento.
Aunque para algunos sólo se trate del cumplimiento de un deber y no de una actitud digna de elogio, el hecho de que el suboficial a cargo del operativo haya rechazado una coima de 50 mil dólares primero y hasta de 100 mil dólares después, cuenta con un mérito adicional: su casa está a punto de ser rematada a raíz de un crédito en dólares que contrajo antes del corralito y que no pudo seguir pagando.
“En realidad se trata de cuestiones personales –admite Gerlo– que no sé si vale la pena mencionar, pero es verdad que estoy con problemas económicos y la fecha de ejecución de mi casa si bien fue postergada, todavía está firme”.
Él y sus cuatro compañeros policías reconocen haber sido felicitados por sus superiores, y recibieron la promesa verbal del contador Roberto Gasso –propietario de los 200 mil dólares robados de su casa por la empleada doméstica y restituido ahora por los policías– de ser recompensados por su honestidad.
“Es la primera vez que me pasa algo así”, cuenta el policía a Rosario3.com. Además, hace partícipe de las felicitaciones al sargento Belmonte y a los sargentos primeros Molinato, Pajó y López, que también intervinieron en el procedimiento.
Aunque para algunos sólo se trate del cumplimiento de un deber y no de una actitud digna de elogio, el hecho de que el suboficial a cargo del operativo haya rechazado una coima de 50 mil dólares primero y hasta de 100 mil dólares después, cuenta con un mérito adicional: su casa está a punto de ser rematada a raíz de un crédito en dólares que contrajo antes del corralito y que no pudo seguir pagando.
“En realidad se trata de cuestiones personales –admite Gerlo– que no sé si vale la pena mencionar, pero es verdad que estoy con problemas económicos y la fecha de ejecución de mi casa si bien fue postergada, todavía está firme”.
Él y sus cuatro compañeros policías reconocen haber sido felicitados por sus superiores, y recibieron la promesa verbal del contador Roberto Gasso –propietario de los 200 mil dólares robados de su casa por la empleada doméstica y restituido ahora por los policías– de ser recompensados por su honestidad.