La idea venía dándole vueltas en la cabeza desde hace un tiempo, sobre todo a partir de algunos viajes cortos en los que se había quedado con ganas de conocer más. “A veces uno quiere quedarse en algunos lugares y no puede porque tiene pocas vacaciones –cuenta Marcelo Álvarez a
Rosario3.com–, ahora que me quedé sin trabajo tengo todo el tiempo que quiero y por eso me decidí a hacerlo”.
Marcelo tiene 29 años, vive en Viamonte y Necochea, en el barrio república de la Sexta, trabajó desde los 20 en una empresa automotriz cercana a Rosario que lo dejó fuera por reducción de personal, y con su flamante título de profesor de Educación Física se lanzó a una experiencia inédita en su vida. Su ideal tiene algunos antecedentes culturales, entre los cuales se destaca el mostruoso trabajo discográfico realizado por León Gieco en 1985 para difundir las músicas étnicas de la Argentina, tomando como puntos de partida y llegada la primera y la última ciudad en el mapa argentino.
El objetivo es, según dice, no sólo conocer la Argentina, sino también registrar testimonios sonoros y visuales de las comunidades por las que atraviese con su mountain bike con cambios y sus 35 kilos de equipaje. “Tengo dos proyectos, apunta: uno recopilar los testimonios de los chicos de diversos lugares del país que permitan conocer las diferentes formas de pensar, sentir, vivir y jugar y poder utilizarlos luego, con fines pedagógicos. El otro, está dirigido a tomar contacto con los distintos movimientos sociales que pueblan el país, para poder difundirlo durante el viaje a mi regreso a Rosario”.
La travesía que emprenderá Marcelo a partir de este jueves desde Ushuaia (Tierra del Fuego) a La Quiaca (Jujuy) por la ruta nacional Nº 40, durará de 6 a 7 meses (irá parando según su interés) y le permitirá recorrer alrededor de 6.500 kilómetros a lo largo de la cordillera de los Andes.
“Mi familia dice que estoy loco y no paran de darme recomendaciones, dice riéndose, pero ya saben que cuando quiero hacer algo, lo hago igual”, asegura Marcelo y evalúa los posibles riesgos que deberá enfrentar, además del esfuerzo físico en soledad. “En las grandes ciudades, el mayor peligro es que me roben la bici cargada”, y en el cruce de la Patagonia, reconoce que el escollo más importante es el clima, sobre todo en invierno.
No llevará mochila sobre sus hombros y su carga de aproximadamente 35 kilos conformada por ropa, comida, mucho agua, carpa, bolsa de dormir, repuestos de la bicicleta y herramientas, será soportada por el doble portaequipajes con que cuenta su vehículo, el mismo que deberá impulsar a puro pedal por las rutas argentinas.
Marcelo tiene 29 años, vive en Viamonte y Necochea, en el barrio república de la Sexta, trabajó desde los 20 en una empresa automotriz cercana a Rosario que lo dejó fuera por reducción de personal, y con su flamante título de profesor de Educación Física se lanzó a una experiencia inédita en su vida. Su ideal tiene algunos antecedentes culturales, entre los cuales se destaca el mostruoso trabajo discográfico realizado por León Gieco en 1985 para difundir las músicas étnicas de la Argentina, tomando como puntos de partida y llegada la primera y la última ciudad en el mapa argentino.
El objetivo es, según dice, no sólo conocer la Argentina, sino también registrar testimonios sonoros y visuales de las comunidades por las que atraviese con su mountain bike con cambios y sus 35 kilos de equipaje. “Tengo dos proyectos, apunta: uno recopilar los testimonios de los chicos de diversos lugares del país que permitan conocer las diferentes formas de pensar, sentir, vivir y jugar y poder utilizarlos luego, con fines pedagógicos. El otro, está dirigido a tomar contacto con los distintos movimientos sociales que pueblan el país, para poder difundirlo durante el viaje a mi regreso a Rosario”.
La travesía que emprenderá Marcelo a partir de este jueves desde Ushuaia (Tierra del Fuego) a La Quiaca (Jujuy) por la ruta nacional Nº 40, durará de 6 a 7 meses (irá parando según su interés) y le permitirá recorrer alrededor de 6.500 kilómetros a lo largo de la cordillera de los Andes.
“Mi familia dice que estoy loco y no paran de darme recomendaciones, dice riéndose, pero ya saben que cuando quiero hacer algo, lo hago igual”, asegura Marcelo y evalúa los posibles riesgos que deberá enfrentar, además del esfuerzo físico en soledad. “En las grandes ciudades, el mayor peligro es que me roben la bici cargada”, y en el cruce de la Patagonia, reconoce que el escollo más importante es el clima, sobre todo en invierno.
No llevará mochila sobre sus hombros y su carga de aproximadamente 35 kilos conformada por ropa, comida, mucho agua, carpa, bolsa de dormir, repuestos de la bicicleta y herramientas, será soportada por el doble portaequipajes con que cuenta su vehículo, el mismo que deberá impulsar a puro pedal por las rutas argentinas.