De entrada el llamado ya genera inquietud: es “de emergencia” y por cobrar, por lo cual para aceptarla hay que apretar el cero. Después aparece una voz inquietante con un discurso más inquietante aún: “Señor, soy el comisario Gallego, tómelo con tranquilidad, lo llamo porque hubo un accidente con tres autos en Buenos Aires y Pellegrini, y una de las personas accidentadas tenía su número de teléfono”.

A esa altura si hay algo que no hay es tranquilidad. La pregunta se cae de madura, más cuando el que recibe el llamado tiene alguna gimnasia periodística: “¿Está identificada la víctima?”

“No, por eso lo llamamos”, responde.

Los temores, en este caso, se disipan rápido, cuando se pide la descripción física: la que expone el supuesto comisario Gallego no calza con la de nadie cercano a quien recibe la llamada.

—Ah, bueno, cualquier cosa lo llamamos otra vez–, dice entonces.

—¿De qué comisaría me dijo que era?– , es la última duda.

—De la segunda.

Sin embargo, un llamado posterior a esa seccional, devela el misterio: “Acá no hay ningún comisario con ese apellido y tampoco hubo ningún accidente en esa jurisdicción”, aclaran.

¿Qué pasó entonces? “Fue un intento de cuento del tío. Si usted cae en el engaño, sospecha que el accidentado puede ser alguien de su familia, dicen que lo van a ir a contactar y mandan a alguien, que puede ser un falso abogado, que se mete en su casa y le roba”, dicen desde la comisaría, donde ya han tenido varios casos de este tipo.

En otras comisarías de la ciudad, como la primera, también se han dado casos de este tipo, según confirmaron desde la seccional de Juan Manuel de Rosas y 9 de Julio. Buenos Aires y Pellegrini, el lugar que había dado el falso comisario Gallego, corresponde a esa jurisdicción.