Un gran desafío en el tratamiento de los dolores crónicos es averiguar por qué algunas personas sienten dolor en tanto que otras, con enfermedades o lesiones aparentemente similares, no lo sienten.

Igualmente importante es desarrollar terapias individualizadas que sean efectivas en poblaciones específicas de pacientes. Una nueva investigación apunta a soluciones para afrontar con éxito ambos retos.

El equipo de Jeffrey Mogil de la Universidad McGill en Montreal y Michael Salter del Hospital Pediátrico SickKids en Toronto, ambas instituciones en Canadá, ha identificado un gen con un papel importante en la sensibilidad al dolor crónico. Los hallazgos hechos en el nuevo estudio también sugieren un nuevo enfoque que permita lograr buenos tratamientos individualizados para el dolor crónico.

El gen que los investigadores han identificado codifica al receptor de dolor conocido como P2X7. Específicamente, los científicos han descubierto que un solo cambio de un aminoácido en el P2X7 modifica la sensibilidad a las dos principales causas de dolor crónico: la inflamación y los daños en estructuras nerviosas.

El cambio en el aminoácido es conocido por afectar sólo a una función de los receptores P2X7 (la formación de poros que permitan que grandes moléculas pasen a través de ellos), mientras deja intacta la otra función, la de permitir pasar a iones, mucho más pequeños. Utilizando un péptido que actúa sólo sobre la formación de los poros, los investigadores comprobaron que el dolor disminuye de manera drástica.

Una vez alcanzado este punto, los investigadores examinaron las diferencias genéticas entre pacientes humanos que sufrían dolores persistentes de dos tipos diferentes: el dolor crónico después de una mastectomía, y el dolor de la artrosis (osteoartritis). En ambos casos, encontraron que las personas con una baja formación de poros heredada genéticamente en los receptores P2X7 experimentaban niveles inferiores de dolor.

Fuente: Noticias de la Ciencia y la Tecnología