A través del láser “Q-Switch”, se disgrega las partículas de tinta para que nuestro propio organismo las elimine por el sistema linfático en los siguientes dos o tres meses sin dolor y sin cicatrices. “Se aplica mucha energía en muy poco tiempo sobre la tinta para disgregar las partículas y que nuestro propio organismo las elimine a través del sistema linfático en los siguientes dos o tres meses”, asegura el doctor Carles Just, de la clínica de estética integral “Sveltia”, situada en la ciudad española de Barcelona y pionera en esta nueva técnica.

De esta manera, tras varias sesiones de láser espaciadas cada tres meses, la piel queda íntegra, sin el anterior tatuaje “y sin necesidad de curas paliativas para las quemaduras, porque no existen”, destaca Just.

Hasta ahora, las técnicas convencionales de láser destruían los tatuajes entrando en la dermis hasta llegar a la tinta, con lo que se producían quemaduras y/o cicatrices muy agresivas.

Pero no todas las personas pueden hacer que el tatuaje desaparezca de su cuerpo, ya que aquellos que contienen pigmentos metálicos, serán para siempre y los de color rojo y/o amarillo conllevan una dificultad añadida, aunque no son tampoco imposibles de borrar.

"El número de sesiones, no depende tanto de la extensión del tatuaje como de su profundidad en la piel", comenta el doctor Just, para quien no existen contraindicaciones para esta nueva técnica revolucionaria. Sin embargo, como medida de precaución, se recomienda no tomar el sol en los días siguientes a la sesión de láser y beber mucha agua, ya que su absorción favorece la hidratación de la piel y la eliminación de las partículas de tinta por el sistema linfático.

El doctor Just dice que no todos los hombres y mujeres que acuden a borrar su tatuaje son personas arrepentidas, sino que algunos buscan nuevos diseños para cubrir el anterior y renovarse, como si de su vestuario se tratase. Entre 500 y 2000 euros tienen la culpa.

Para la doctora Azucena Fernández, una de las pioneras en la utilización de esta, “los ciudadanos norteamericanos muestran un gran interés por los tatuajes en los últimos tiempos y se estima que un 15 % de la población los lleva, de los que más de un 35 % son menores de 29 años.

Fuente: Dmedicina