Aún faltan dos meses para que se celebre el Segundo Congreso Argentino de Discapacidad en Pediatría pero, mientras se afinan detalles de su organización, desde Rosario reclaman mejor entrenamiento médico para un diagnóstico temprano y resaltan los resultados del trabajo interdisciplinario en la infancia. Además, reclaman mayor apoyo del Estado en la temática.

Organizado por La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y la Fundación Sociedad Arentina de Pediatría (Fundasap), el encuentro se desarrollará del 27 al 29 de septiembre en Buenos Aires. La convocatoria federal está abierta a los sectores involucrados en el tema, en todo el país.

Las últimas cifras publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en junio de 2011 determinan en 15 por ciento (más de 1000 millones) la existencia de personas en el mundo afectadas por la problemática de la discapacidad. En Argentina, según el censo 2001, la discapacidad afecta al 7 por ciento de la población. Esto se traduce en más de un millón de niños: uno de cada cuatro hogares del país registra algún caso de discapacidad.

“La crisis de 2001, junto a la pobreza y marginalidad que la acompañaron, contribuyeron a engrosar estas cifras, dada la extrema vulnerabilidad del desarrollo cerebral en los dos primeros años de vida, sumada a la deprivación de alimentos y estímulos mediambientales”, señaló a Rosario3.com el pediatra Adalberto Palazzi, representante en la provincia de Santa Fe de Fundasap, a cargo de la promoción del Congreso.

“En este contexto, queremos remarcar la trascendencia del rol del pediatra como médico de cabecera de todos los niños. Aunque parezca una verdad de perogrullo, la realidad nos muestra que es válido remarcar que los niños con discapacidades requieren, como todo niño, de un pediatra que acompañe su tratamiento”, subrayó el experto.

“El pediatra debe trabajar junto a otras disciplinas –docentes especiales, psicopedagogos terapeutas ocupacionales, estimuladores, fonoaudiologioos, psicomotricistas, enfermeras, entre otros– para optimizar las capacidades que los chicos tienen”, indicó el profesional, quien remarcó además “el valor de estar en contacto permanente con los representantes comunitarios que acompañan desde distintas ONGs dedicadas a la discapacidad”.

Discapacidad en Rosario

“En la ciudad existen varias instituciones privadas y públicas que trabajan dando contención y apoyo a las familias que tiene un niño con alguna discapacidad. En general lo hacen muy bien, pero hay grandes diferencias entre el nivel privado, que cuenta con todo lo que necesita, y el nivel público, donde se nota la falta de respuesta del Estado”, señaló Palazzi.

“Algunos organismos que llevan adelante esta tarea tan importante y compleja en el ámbito público, padecen serias dificultades edilicias, no disponen del material que necesario, no tienen calefacción. Además, debería existir una respuesta más inmediata de la facultad de Ciencias Médicas, donde se forman los profesionales que probablemente tengan que diagnosticar en el futuro a un chico con discapacidad e indicar el mejor tratamiento”, afirmó el profesional.

Además, destacó “el rol fundamental del Estado, aún pendiente, de garantizarles formación sexual, nutrición adecuada y asistencia legal a las familias con chicos discapacitados, para que conozcan y defiendan los derechos que les correspondan”.

Desde Fundasap afirman que en Rosario se trabaja mejor con las discapacidades que son menos limitantes, como el Síndrome de Down. “Esos casos están más resultos y hasta se ha logrado que los chicos puedan insertarse en el mercado laboral; pero hay otras discapacidades como visual, motora y daños neurológicos importantes, entre otras, que requieren de una mayor continuidad e integración de todo el equipo de trabajo. En eso hay que mejorar mucho todavía”, señaló Palazzi.

“Por eso, la idea de este Congreso es invitar a todos los que trabajan con discapacidad –no sólo a los médicos– para que presenten sus aportes y logremos una integración más profunda”, concluyó el pediatra.