Hubo dos lugares donde los festejos se apuraron: en el búnker del socialismo, en el Hotel Ariston, y en el comité departamental de la UCR.

Los socialistas, por lo que consideraban un seguro triunfo seguro de Clara García. Entre los militantes que cantaban contra Jorge Boasso y Héctor Cavallero parecía quedar en un segundo plano el lado amargo de la elección: la significativa fuga de votos si se compara con anteriores elecciones y el hecho de que, con la pérdida de una banca, el oficialismo se queda sin mayoría propia en el Concejo Municipal.

En cambio, se valoraba el hecho de ser la fuerza más votada en un momento complicado, por el impacto del apoyo a la ley de medios en la Cámara de Diputados de la Nación y por el desgaste natural de la gestión en tiempos de crisis. Por eso y porque los datos que llegaban a nivel provincial eran auspiciosos también hubo dedicatoria a Carlos Reutemann.

En la UCR, en tanto, era todo satisfacción: por la consolidación como tercera fuerza de la lista liderada por Jorge Boasso, por las dos bancas en el Concejo y por lo que consideraba la segunda candidata, Daniela León, un mensaje de oposición al actual gobierno muinicipal: “Siete de cada tres no lo votaron”.

En el PJ, en tanto, había unidad y prudencia. Kirchneristas –como Cavallero y Norma López– y reutemistas –como Diego Giuliano– convivían en el Hotel Riviera y pedían esperar los resultados finales en lugar de festejar por anticipado.