Dos jóvenes santafesinas lograron escapar de su encierro en un prostíbulo de
Romina, una de las jóvenes secuestradas. tiene 18 años y hasta hace ocho meses vivía en el barrio Barranquitas de la ciudad de Santa Fe. Estaba terminando sus estudios secundarios cuando un vecino la secuestró y la llevó a Santiago del Estero.
A partir de ahí la vida de la joven se convirtió en un descenso a un infierno. Estuvo privada de su libertad y obligada a prostituirse. “Lo único que hacía era comer, bañarme y atender a los clientes. No podía salir ni hablar con mi familia”, lamentó la joven en declaraciones a los medios.
La historia comenzó a mediados de enero, cuando un vecino la obligó a subir a su auto y desde ese momento no volvió a ver a su familia y a lo largo de todo ese tiempo su familia tampoco tuvo noticias de ella.
Pero el jueves a la tarde recibieron una llamada de Romina. “Conseguí un teléfono celular gracias a un cliente de confianza al que le pedí ayuda en un momento de descuido del gerente del prostíbulo en el que trabajaba”, contó Romina.
Lo único que le dijo la joven a su papá es que “estaba en
Cuando el prostíbulo ya había cerrado las puertas la joven aprovechó a salir corriendo y cuando se encontró con su padre hizo la denuncia ante la policía de Santiago del Estero. Custodiada por hombres de esa fuerza de seguridad, Romina llegó a Santa Fe con su papá después de una larga pesadilla.