La última sesión del "viejo" Concejo tuvo un cierre caliente y de acusaciones cruzadas en la que se aprobó el presupuesto 2016 del municipio y la suba de la TGI mediante un revalúo de propiedades.

Parte del Frente Progresista y el PRO llegaron a un acuerdo y votaron "a libro cerrado", es decir sin debate, el proyecto del Ejecutivo, lo que generó fuertes reproches de otros sectores de la oposición.

Según afirmó el edil socialista Manuel Sciutto, el texto aprobado es el mismo que ingresó hace semanas y que fue defendido por la secretaria de Hacienda, Verónica Irizar, salvo por una modificación en el artículo 8 con una "reducción sustancial de los valores planteados en el original, en los incrementos sobre todo en el segundo y tercer año" de suba de la tasa (en torno al 50%).

"No se puede argumentar que no se conoce el texto porque el despacho que se le dio es tal cual ingresó, con una única modificación", dijo el concejal, quien aclaró que la iniciativa "de la semana pasada tenía valores superiores al aprobado hoy".

Lorena Giménez, del PPS, reprochó con dureza la ausencia de discusión y mostró su proyecto alternativo "con modificaciones que ni siquiera pude presentar porque nadie me invito a la reunión por el presupuesto". "Se ha firmado un cheque blanco al municipio", dijo y denunció que no están claros los valores reales de la suba sancionada.

"Caraduras. No saben ni cuánto será el impacto que va a tener en los rosarinos", amplió María Fernanda Gigliani (IP) y cuestionó que se haya votado a escondidas y "sin siquiera ver el proyecto". Habló además de un pacto entre el PRO y el oficialismo, que permitió llevar a Daniela León a la presidencia del nuevo cuerpo, algo también acordado este miércoles de cambio de autoridades.

El edil de la Coalición Cívica-ARI Carlos Comi se defendió y dijo que la votación se realizó de "acuerdo a reglamento" y que son las leyes de las mayorías y las minorías, algo que, señaló, vio muchas veces en sus cuatro años como diputado nacional.

Su par del PRO, Roy López Molina, -con cargo hasta la medianoche del miércoles porque desde este jueves deja su banca (como muchos otros presentes) y será diputado provincial- defendió la legitimidad de un "acuerdo político" y parafraseó a la presidenta al afirmar que él también desde la hora cero se convertía en "calabaza" y eso explicaba el apuro en la forma de la sanción del paquete de ordenanzas.

Desde el Frente para la Victoria, Roberto Sukerman, saludó la actitud de "dar la cara" de Molina, se incluyó entre los ediles "calabaza" pero señaló que la votación se hizo "casi a la hora de la madrugada, cuando no se van a enterar muchos rosarinos de lo que está pasando acá". Cuestionó el argumento del PRO de que para qué se iba a debatir si total nadie iba a cambiar de posición porque, dijo Sukerman, ese es el espíritu de la democracia.

"Hay un acuerdo político del socialismo con el PRO para meterle la mano en el bolsillo al rosarino", acusó el ex candidato a intendente y pidió enérgico: "Dejen de mentir, se aprobó un presupuesto sin debate".

"No es una buena práctica no poder debatir en el recinto", agregó Diego Giuliano. Boasso cerró el debate pasadas las doce: "En 22 años nunca lo vi a esto. No le hablo más a calabazas".

Una sesión caliente