El Papa Benedicto XVI, acostumbrado a grandes ceremonias multitudinarias durante sus viajes, celebró hoy una misa de carácter íntimo y recogido ante un grupo de unas 200 personas en el santuario mariano de Efeso, en el segundo día de su visita a Turquía.

Se esperaban unas 1.000 personas en el pequeño santuario pero al final sólo un par de centenares procedentes de varias ciudades de Turquía y de la comunidad internacional en este país, acudieron a la colina del "Bulbul Dag" (ruiseñor).

El santuario, rodeado de vegetación y de olivos, se encuentra junto a la casa donde la tradición cristiana dice que vivió y murió la virgen María y que cada año atrae a tres millones de peregrinos, la mayoría musulmanes.

El de hoy fue el primer encuentro del Papa con la comunidad católica turca, unos 30.000 fieles, mientras que el segundo llegará el viernes, en la Misa que oficiará en la catedral del Espíritu Santo.

El Papa de las grandes manifestaciones religiosas se convirtió así en un párroco de una pequeña comunidad católica al oficiar una misa en un clima íntimo y recogido.

El Papa fue recibido en "Meryem Ana Evi", la casa de María, con tonos muy contenidos y sólo algunos jóvenes y niños entonaron el ya famoso grito de "Be-ne-de-tto" y sonaron las guitarras de algunas jóvenes turcas.

Algunos fieles enarbolaban banderas turcas y de la Santa Sede mientras que un grupo de jóvenes llevaba una camiseta con la foto de Benedicto XVI y la frase: "Bienvenido en Turquía".

Entre los fieles destacaba un grupo de unos 20 españoles, entre ellos algunos niños, familiares del personal de la base de la Otán que se encuentra en la cercana localidad de Esmirnia.

Eran pocos pero muchos de ellos tuvieron que hacer hasta siete horas de carretera para poder llegar al santuario y ver al Papa Benedicto XVI, animados por los párrocos de sus comunidades.

Al inicio de la misa, el Papa saludó a los fieles en turco y después el resto de la ceremonia fue en italiano, así como la homilía, que fue después traducida en turco.

Durante la misa se volvió a lanzar la necesidad de diálogo entre religiones y de la paz en el mundo y se pidió por "los musulmanes que veneran a María" y por "los responsables de las naciones y las organismos internacionales".

Durante la homilía, Benedicto XVI realizó un llamamiento para que la Iglesia no sólo se dedique a anunciar la paz sino que sea "instrumento y señal" para que se consiga.

"Todos necesitamos la paz universal y la Iglesia tiene no sólo que anunciarla sino, más aún, ser señal e instrumento", afirmó el Papa.

Asimismo, deseó que se pueda realizar la profecía de Isaías que decía "que ningún pueblo levantará la espada contra otro y no se ejercitará nunca más el arte de la guerra".

El Papa tras comer con los obispos, cardenales y los párrocos locales en el santuario emprendió su viaje a Estambul, donde tenía previsto encontrarse con el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I.