Robar es un delito, pero esperar trece horas escondido en un ropero para tomar lo ajeno y que lo atrapen al salir, merece otros calificativos. Aaron Bradford, de 18 años, ingresó a la casa de los Potter con la intención de llevarse algo de valor, pero el regreso anticipado de los dueños de casa le complicó lo planes.
El joven se metió en la casa de Rosalinde Potter, una mujer de 53 años, para robar. Cuando ella y su famila volvieron a, Aaron se escondió en el ropero. Los dueños de casa sospecharon algo y llamaron a la policía, que registró la casa por dos horas sin encontrar nada.
En la madrugada, cuando los Potter dormían, Bradford salió del armario y aprovechó el silencio para manotear una cámara, una notebook y dinero en efectivo. Sin embargo, una vez que abandonó la propiedad, la policía lo detuvo con el botín a los pocos minutos.