La presión del Arroyo Ludueña levantó parte del pavimento en Portugal y Rondeau y esa intersección se transformó en el ícono del deterioro de las calles en esta semana de incesante lluvia, pero el agua que cae desde el lunes provocó roturas en arterias de toda la ciudad.

Casi en cualquier esquina ya es común observar el asfalto desgranado, desprendido del suelo, y al lado el correspondiente bache. Esto, más allá el pozo, genera un peligro para la circulación de vehículos, que ven complicada la tarea de frenar sobre las piedritas.

También se escucha a menudo el ruido de los autos escarbando sobre ellas a la salida de algún semáforo.

El intendente Miguel Lifchitz ya aclaró que “reparar el deterioro de pavimentos” estará dentro del plan de obras que se prevén para Rosario una vez que bajen las aguas y el tiempo lo permita.