Un reciente estudio demostró que las primeras experiencias sensibles de bebés prematuros, tales como el amamantamiento y el contacto con la piel de la madre, son claves a la hora de darle forma a la estructura de respuestas cerebrales del niño.

Por el otro lado, las experiencias consideradas “dolorosas”, como los pinchazos con jeringas y las intubaciones, son asociadas a “respuestas cerebrales reducidas”, según la investigación realizada por expertos del Nationwide Children's Hospital publicada en la revista Current Biology y reproducida por Doc Salud.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, cada año nacen unos 15 millones de bebés prematuros, considerados como tal quienes lo hacen antes de la semana 37 de embarazo. La gran mayoría sobrevive luego de pasar un tiempo en una unidad de cuidados intensivos neonatales.

El estudio se enfocó en la importancia de las experiencias táctiles en el desarrollo cognitivo y social de estos bebés. Contó con la participación de 125 de ellos nacidos entre la semana 24 y 36 de embarazos, así como de otros que lo hicieron a término.

Tras analizar los encefalogramas de ambos, los investigadores hallaron que los bebés que habían pasado más tiempo en contacto con sus padres o cuidadores tenían una respuesta más fuerte en comparación con la de los prematuros que padecieron intervenciones médicas más dolorosas.

En el caso de estos últimos, su cerebro tendía a responder menos ante un toque suave. Para los científicos, esto es prueba de la importancia de la experiencia en los recién nacidos, la cual puede moldear el andamiaje que procesa la información sensorial para el posterior desarrollo cognitivo, social y de la percepción.

Consideraron que los resultados tendrán importantes repercusiones a la hora de definir el tipo de cuidado que se le debe dar a los prematuros en las unidades neonatales.