Las víctimas mortales del tifón "Xangsane" tras su paso por Filipinas y Vietnam se acercan ya a 250, y la cifra puede aumentar a medida que se conozca la situación en lugares remotos.

El diario Philippine Daily Inquire" (el de mayor tirada) maneja hoy 190 muertos, cifra que justifica con datos obtenidos de gobiernos municipales y provinciales.

141 víctimas mortales corresponden a las provincias de Batangas, Cavite, Laguna, Quezon y Rizal, que forman la región conocida como Calabarzon, y otras 25 murieron en la región de Bicol, ambas en la isla de Luzón.

En la capital del país ocurrieron ocho muertos, seis en las Visayas Occidentales, cinco en las Visayas Orientales, dos en Luzón Central y uno en Cordillera, en Mimaropa y en Visayas Central.

El Consejo Coordinador de Desastres Naturales de Filipinas (NDCC, por su sigla en inglés) lleva una cuenta más conservadora debido a su obligación de cotejar y confirmar cada dato que recibe, por lo que en su boletín de este martes sólo reconoce 78 muertos, 81 heridos y 69 desaparecidos.

Han pasado cinco días desde que el "ojo del huracán" abandonara el país por el Mar de la China Meridional hacia Vietnam y todavía muchos hogares siguen sin servicio de corriente eléctrica, e incluso sin agua.

La compañía eléctrica Meralco, la más importante de Filipinas por su número de clientes, tenía previsto solventar el masivo apagón para el domingo, pero han terminado por reconocer que los daños en sus infraestructuras eran demasiado graves.

Sin corriente, muchas viviendas no pueden hacer funcionar sus bombas de agua y deben esperar a las horas de la madrugada para que salga por el grifo algo de líquido, si tienen suerte.

Se han producido situaciones insólitas, como el que chalets de la lujosa urbanización de Urdaneta, en el privilegiado suelo del distrito financiero de Makati, estaban hoy todavía sin luz cuando el mercado de Zapote, formado por puestos de madera colocados a ambos lados de la calle del mismo nombre, fue uno de los primero lugares de Manila en volver a iluminarse.

Muchas calles manileñas conservan todavía las ramas y árboles caídos, en general ahora troceados y amontonados en las calzadas, a la espera de que el ayuntamiento los retire.

Xangsane, uno de los tifones más destructivos en golpear Filipinas en los últimos años, afectó a 1,9 millones de personas (sin contar con que el corte de luz causó trastornos a 40 millones), de las que 229.670 fueron acogidas en centros de evacuados, y destruyó 56.778 viviendas y dañó otras 1512.664, según datos del NDCC.

Las autoridades han declarado el estado de calamidad en Manila, las provincias de Albay, Cavite y Antigue y la municipalidad de San Roque, en el norte de la isla de Samar.

Las cifras oficiales en Vietnam son más moderadas: 41 muertos, 10.000 edificios derrumbados y 200.000 residencias parcialmente dañadas.

Los colegios permanecen hoy cerrados por segundo día y se trabaja para restablecer el servicio eléctrico y hacer habitables los hogares y transitables las calles.

El primer ministro de Vietnam, Nguyen Tan Dung, ordenó esta mañana que se enviará 1.500 toneladas de arroz a los silos de las provincias de Danang, Quang Nam y Thua Thien Hue, que con Hoi An son las más afectadas.

"Xangsane" ha perdido fuerza en su camino por tierra hacia Tailandia hasta apagarse.

Mientras Vietnam y Filipinas aún luchan por restablecer la normalidad, los filipinos se preparan para recibir a "Bebinca", o "Neneng", como ellos llaman a una tormenta tropical que avanza hacia Luzón y que podría convertirse mañana en un tifón.