Sólo la mitad de los clubes de trueque que nacieron entre 2001 y 2002 en Argentina siguen funcionando actualmente en el país. Según una encuesta de Gallup, publicada en abril de 2002 –cuando el corralito, la devaluación y el récord de 5 presidentes en 12 días habían hecho estragos– más del 60 por ciento de la población argentina realizaba o pensaba realizar trueque en los próximos 3 meses, cerca de diez millones de habitantes recurrían parcial o totalmente al sistema de trueque multirrecíproco como medio de vida, y existían en el país más de mil clubes de trueque. Pero el panorama cambió. De los 150 clubes que había en la ciudad en esa época, hoy sólo sobreviven una decena.

Después del auge que alcanzó la modalidad del trueque como una necesidad de la gente de paliar el colapso económico que impedía el acceso a muchos bienes y servicios, hoy persisten apenas alrededor de 500 clubes dedicados a esa práctica “comercial”.

“El club del trueque es un lugar de intercambio de alimentos caseros, indumentaria, útiles escolares, y también de innumerables servicios como trabajos de carpintería, albañilería, electricidad y herrería, por ejemplo”, describe a Rosario3.com, Valeria Luchini, presidenta de la Cooperativa Mercado Solidario, de Rosario, una de las primeras organizaciones que surgió en la ciudad motivada en la idea del trueque y el comercio justo.

“Nosotros nacimos en abril de 2002, como el Nodo de Trueque 20 de diciembre, integrante de la Red Global de Trueque, cuenta Luchini. Éramos un grupo de amigos al que fueron sumándose más de 100 personas y nos reuníamos todos los sábados en el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, para trocar objetos y servicios”, explica. La organización tenía algunos principios básicos que mantiene en la actualidad, entre los que se destacan la prohibición de obtener beneficios personales por actividades colectivas realizadas por el grupo, y de revender productos.

Una vez superado el pico de la crisis que se desató en el país en diciembre de 2001 –y dejó un tendal de consecuencias indeseadas– la mayoría de los clubes fueron extinguiéndose o desvirtuaron sus preceptos originarios. En Rosario, subsisten en la actualidad apenas una decena de clubes de trueque dispersos en algunos barrios, aunque con un perfil más bajo; y sólo el Mercado Solidario se consolidó como cooperativa, y abrió sus puertas al público en un inmueble de Rodríguez 198 bis, donde se reúnen los sábados a partir de las 12.

“Además del intercambio de objetos tangibles como alimentos, ropa y artículos de belleza corporal (elaborados en forma artesanal) y servicios de catering, arquitectura e informática, entre otros, el Mercado Solidario cuenta con espacios culturales y una feria agroecológica donde se exhiben los productos elaborados sin explotación de mano de obra”, explica Luchini.

El precio de los productos que pueden adquirirse en el Mercado Solidario se determina en base a los costos de elaboración y al tiempo que insume producirlos, por lo cual el valor final de intercambio no es exactamente igual al que tienen en los comercios. Cuentan con una moneda social propia –el crédito– que guarda una relación uno a uno con el peso, y privilegian la calidad de los productos.

La cooperativa –que hoy integran de manera estable algo más de 20 personas, también llamados prosumidores (productores/consumidores simultáneamente)– tiene una estructura abierta que permite el ingreso de nuevos productores/consumidores. Para participar, los interesados pueden acercarse hasta el almacén de calle Rodríguez o bien enviar la propuesta a mercadosolidario@yahoo.com.ar.

Los economistas le auguran poco futuro al trueque

"El trueque funcionó en Argentina en un momento de emergencia”, opina el economista e historiador Antonio Brailovsky, pero se pregunta “si la gente acepta una economía sin dinero o prefiere ser escandalosamente pobre y manejar alguna moneda. El manejo del dinero tiene que ver con la identidad, es un aspecto cultural muy fuerte", señala.

“Analizar el retorno al trueque entra en el terreno de lo filosófico”, sostiene Carlos Leyba, licenciado en Economía Política, suena a un fuerte retroceso, porque se da cuando la moneda deja de tener sentido. En un mundo que avanza en función del comercio internacional, con multinacionales que fragmentan la producción y fabrican en distintos países, las compensaciones físicas son imposibles sin dinero", describió.

El economista Carlos Melconián, fundador y director de M&S Consultores, fue categórico: "El trueque no tiene ni espacio ni futuro", vaticinó, aunque miles de personas en todo el país, se resisten a aceptarlo y reeditan a diario la práctica comercial más antigua de la historia.