Debe resultar extraño recibir en el domicilio particular una caja con excremento de perro que, además, no es cualquier deposición sino la que el perro de la casa “extravió” en alguna calle.

Cansados de tanta "sorpresa" involuntaria, el Ayuntamiento de Brunete, una localidad de 10.000 habitantes a 28 kilómetros de Madrid, puso en marcha la campaña. La movida, fue posible gracias a la colaboración de una veintena de voluntarios dispuestos a ayudar.

La logística fue relativamente sencilla. Durante una semana de febrero, los voluntarios vigilaron de cerca a los perros y sus dueños. Cuando veían que alguno se “olvidaba” de juntar el “regalito” de la mascota, se acercaban para elogiar al can y, de paso, conseguían el nombre y la raza.

Sólo con estos dos datos, ya estaban en condiciones de acceder a las direcciones de los propietarios a través de la base de datos municipal.

A continuación, la cacas se empaquetaba y se entregaban en mano a los dueños, junto a un aviso de multa. El resultado fue un 70% menos de deposiciones en las calles, según las autoridades de Brunete.

La campaña fue ideada por la agencia Mccann y tuvo su rebote en Twitter bajo el hashtag #cacasexpress.

Con la idea de concientizar a sus habitantes, el Ayuntamiento alentó la iniciativa de concientización. Si bien el presupuesto era escaso, la oportunidad creativa que suponía le interesó a la agencia que realizó el clip “Las cacas teledirigidas”, donde símiles de excrementos chocaban contra dueños incumplidores.