Una encuesta realizada de 2015 por el Consejo de Información Funerario de Estados Unidos, indica que el 64 por ciento de los adultos mayores de 40 años optaría por opciones ecológicas para su propio funeral.

El menú de opciones disponibles en ese mercado incluye desde un traje de hongos que come carne hasta ataúdes de cartón biodegradables, pasando por cementerios completamente verdes sin monumentos ni tumbas o cenizas que se convierten en árboles.

El primero de los desarrollos lleva la firma de la artista estadounidense Jae Rhim Lee. Para ella, la manera en la que la cultura occidental entierra a sus muertos constituye una negación de la muerte y es un "asunto crítico" para el medio ambiente.

Para más datos, Lee dedicó los últimos años de su vida en el desarrollo de una sofisticada indumentaria basada en una mezcla de hongos "come-carne", que descompone rápidamente los cadáveres, los limpia de toxinas y proporciona nutrientes a la tierra.

Se trata del "traje de entierro infinito", un enterito diseñado por la también profesora e investigadora de la Universidad Tecnológica de Massachusetts que está confeccionado en una tela similar al algodón, a base de hongos y otros materiales naturales, con el que pretende que las personas reemplacen los ataúdes tradicionales.

Un ataúd biodegradable. Fuente: BBC

De acuerdo a la investigación de Lee, en el caso de Estados Unidos, los entierros convencionales le agregan a la tierra alrededor de 3028 metros cúbicos de formaldehído, un compuesto químico presente en productos de limpieza y cosméticos de uso cotidiano, que se aplica sobre los cadáveres en los funerales convencionales en lo que ella describe como un "falso intento" de preservación de los cuerpos.

"Intentan simular que la persona muerta está dormida. Le ponen maquillaje y usan todo tiempo de químicos y técnicas como objetos en los ojos y la boca del cadáver para que la gente vea a su ser amado en una especie de bella escena de sueño eterno", afirma Lee.

Un entierro ecológico no involucra cemento e incluye solamente materiales biodegradables. Los cuerpos no son embalsamados ni se les han agregan productos tóxicos.

"La idea principal es evitar poner productos tóxicos en la tierra, desde el cuerpo hasta el recipiente que carga el cuerpo. Incluso se usan monumentos no tradicionales y se puede hacer una adecuación ecológica sobre el terreno", asegura Kate Kalanick, del Consejo de Entierros Verdes (GBC, por sus siglas en inglés).

Kalanick explica que entre los cementerios hay niveles, desde los mixtos que incluyen también tumbas tradicionales hasta los exclusivos para conservación, donde sólo se entierran personas sin cofres que dañen la tierra.

Cenizas que devienen en plantas. Fuente: BBC

"La gente puede agregar otras cosas que además de no dañar al medio ambiente son buenas para él, como nutrientes, minerales, semillas, etc", dice la experta.

Para las dos interlocutoras antes citadas, si bien la cremación no es una alternativa realmente ecológica, sí lo es mucho más que los entierros tradicionales.

Otras de las posibilidades de entierro ecológico contemplan que los restos del ser querido se transformen en una costosa piedra preciosa.

Consiste en un proceso de calentamiento industrial de las cenizas que a una temperatura de 2.700ºC que oxida todos los elementos a excepción del carbono. Tras una catalización de varios días, el resultado es un diamante que puede costar entre tres mil y 25 dólares, dependiendo del tamaño, el color y la calidad deseada.

Otra opción es la que ofrece BioUrn: su desarrollo hace que las cenizas del ser querido, al entrar en contacto con la tierra, sea directamente sobre el piso o en una maceta, dejan crecer un árbol de su preferencia.

Para más datos, el crecimiento de la planta se puede monitorear permanentemente a través de una aplicación móvil.