El estrés se ha convertido en una de las más grandes epidemias a nivel mundial en las últimas décadas.  Se le considera el causante de muchas de las enfermedades crónicas que aquejan a los adultos hoy en día, sin embargo, recientemente se han comenzado a observar los efectos de este problema en la población infantil.

Según una encuesta realizada por una compañía de salud, 1 de cada 5 padres de familia califica su nivel de estrés con el grado máximo (10 puntos) y más del 50% reconoce que maneja niveles mayores a los 7 puntos.  No obstante, respecto a la pregunta sobre el nivel de estrés que los mismos padres perciben en sus hijos, el 60% indicó que sus niveles estarían debajo de los 4 puntos.

Luego de esto, se consultó sobre la presencia de algunos signos o síntomas de estrés en los niños como lo son comportamientos agresivos, llanto, preocupación o ansiedad, dolores de cabeza o estómago frecuentes, pesadillas o problemas para dormir y cambios en el patrón de consumo de alimentos. En la mayoría de los casos, cerca del 50% de los padres de familia encuestados respondieron de manera positiva a la aparición de estos cambios en sus hijos.

Estos resultados evidencian que los padres de familia reconocen con gran facilidad el nivel de estrés que manejan por las situaciones cotidianas, pero que no son capaces de reconocer como influyen y afectan la salud mental de sus hijos.  Ellos consideran que la principal fuente de estrés de sus hijos pueden ser los deberes educativos y sus grupos sociales, mientras que los niños reportan una influencia mayor del ambiente familiar.

Situaciones como la pérdida de trabajo de alguno de los padres, la muerte de un ser querido, el divorcio o la enfermedad de algún familiar, son mayormente relacionadas con el estrés presente en escolares y adolescentes. Por otro lado, el bullying también se ha convertido en una fuente importante de estrés para esta población.

Para combatir el estrés no hay mejor tratamiento que la práctica de actividades que se disfruten, entre ellas el ejercicio, escuchar música, pintar, cocinar, bailar, etc y su efectividad será mayor cuando sean compartidas entre los padres de familia y sus hijos.