Dos semanas estuvo atrapada una gata negra entre los fierros del motor del auto de su dueña. Cuando ya la daban por perdida, Princess se las ingenió para emitir señales en el tablero del auto.
Julie Tansley, una vecina de Nothingham, Inglaterra, creyó que su mascota vagaba sin rumbo por las calles de la ciudad y comenzó a buscarla con el auto.
En medio de la recorrida, una luz se prendió en el tablero del coche. Tansley abrió el capó y fue entonces cuando descubrió a la pequeña Princess.
La gata mordió la manguera del sistema de aire acondicionado del BMW de su dueña y así encendió el alerta.
Después de dos horas, la michina fue rescatada sin que pudiera explicarse cómo llegó ahí.