Los científicos norteamericanos sostienen que los fumadores empedernidos y los que no tienen voluntad para dejar el hábito pueden encontrar un remedio a su enfermedad. Un estudio de la Universidad del Sur de California y de la de Iowa descubrió la zona del cerebro que impide dejar de fumar.

El descubrimiento de individuos con daño cerebral que tienen facilidad para dejar el cigarrillo podría mostrar el camino para solucionar la adicción. Según el equipo de científicos, la zona cerebral específica que sufrió daño en estos casos se llama ínsula y parece tener un papel esencial en el ansia de fumar. Por ejemplo, un hombre que había fumado 40 cigarrillos al día dejó el hábito inmediatamente después de sufrir un derrame cerebral que le afectó la ínsula. El informe sugiere además que una cirugía en esa parte del cerebro podría ayudar a vencer la adicción.

Por otra parte, cualquier daño en la ínsula provoca también una reducción en determinadas sensaciones como el hambre, el dolor o el ansia. Parte del estudio se realizó sobre 69 fumadores que habían sufrido daños cerebrales. De ellos, 19 los habían sufrido en la ínsula y de ellos, a su vez, 12 consiguieron dejar de fumar sin demasiado esfuerzo, evitando el ansia que provoca dejar de recibir la dosis de nicotina.

El equipo que ha realizado el estudio trabaja ahora con la posibilidad de implantar un sistema que pueda reducir el ansia que provoca la ínsula y, por tanto, que se pueda dejar de fumar con facilidad.