Investigadores del Conicet han desarrollado una nueva técnica de preparación y limpieza de muestras para la detección de residuos de pesticidas en miel. La metodología está diseñada de forma estratégica para extraer el compuesto de interés y determinarlo posteriormente mediante el empleo de instrumental analítico. La investigación, enfocada a mejorar la eficiencia y la agilidad del análisis, no sólo reviste importancia en el ámbito académico sino también para el sector socio-productivo. Además, contribuye a reducir la emisión de contaminantes que afectan la capa de ozono o fomentan el efecto invernadero.

El trabajo fue desarrollado por los doctores Jorgelina Altamirano y Rodolfo Wuilloud, del grupo de Investigación y Desarrollo en Química Analítica (Quianid) del Laboratorio de Investigaciones y Servicios Ambientales Mendoza (Lisamen) del Centro Científico Tecnológico Conicet-Mendoza (CCT Conicet-Mendoza). Recientemente, presentaron las conclusiones en el “II Workshop Latinoamericano sobre Residuos de Pesticidas, Alimentos y Medio Ambiente”, organizado por la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

Según la información recopilada por la UNL, los plaguicidas organofosforados son productos ampliamente utilizados en las prácticas agrícolas para combatir plagas y controlar enfermedades en los cultivos. Debido a su amplia distribución en los campos de cosecha, la industria de la apicultura se encuentra afectada. Por eso uno de los parámetros de control de la miel es el contenido de estos plaguicidas, especialmente para los productos exportados.

La determinación de este tipo de plaguicidas en miel requiere de métodos de análisis confiables (sensibles y selectivos), lo cual no es una tarea sencilla debido a la complejidad del tipo de muestra. Generalmente se trata de compuestos presentes en muy bajas concentraciones, por lo que para poder determinar su presencia primero deben concentrar las muestras para luego analizarlas. A partir de la técnica desarrollada por los investigadores mendocinos, es posible reducir de manera drástica del uso de solventes orgánicos convencionales (en su mayoría, tóxicos) o su reemplazo por reactivos alternativos o solventes modernos.

La técnica empleada consiste en miniaturizar las técnicas de extracción y reemplazar el uso de solventes orgánicos convencionales por surfactante (detergente) para extraer los plaguicidas organofosforados desde las muestras de miel para su posterior análisis por cromatografía gaseosa acoplado a espectrometría de masas (GC-MS). “Es de destacar que los surfactantes no son compatibles con el equipo (GC-MS) que se usó para la determinación de estos plaguicidas dada su baja volatilidad y alta viscosidad. GC-MS es empleado para el análisis de compuestos volátiles y semi-volátiles por lo que la innovación de usarlos con un equipo no compatible requirió de un paso de adaptación entre la técnica de extracción y la de determinación, lo cual en su conjunto resultó una contribución valiosa”, explicó Jorgelina Altamirano, quien además sostuvo que las matrices de miel son complejas de analizar por el alto contenido de azúcares que contiene, pero en este caso la nueva técnica de extracción propuesta resultó satisfactoria para la determinación de residuos de plaguicidas organofosforados en miel.

“Nos dedicamos específicamente a investigación y desarrollo de metodologías de análisis. Esta ha sido una aplicación más eficiente de estas técnicas analíticas, pero no trabajamos específicamente con un solo tipo de matriz. En este caso lo hicimos con pesticidas en miel, pero también trabajamos con otros contaminantes orgánicos persistentes en el ambiente tipo PCV, contaminantes en vino (tricloroanisoles) y metales en muestras de interés ambiental (agua y sedimentos) y alimenticio (ajo, plásticos empleado en envoltorio de comida), biológico (saliva)” detalló.

“En este sentido, la experiencia ha sido muy buena, pero la idea es continuar estudiando el tema, trabajar sobre las matrices, la detección, el equipamiento e ir tratando de cubrir necesidades de distintos sectores socio-productivos de la región. En Mendoza los de la miel, vino y ajo son los sectores que mayores necesidades de este tipo de análisis tienen”, concluyó.