El Ejército de Israel cerró todos los accesos a la Franja de Gaza después del secuestro, el pasado domingo, de uno de sus soldados a manos de extremistas palestinos, confirmó hoy una portavoz militar israelí. El cierre es total y también impide por tiempo indefinido la entrada de ayuda humanitaria y medicamentos, precisó la portavoz militar. El cerco se extiende también a la costa de la Franja de Gaza, donde los barcos pesqueros palestinos no pueden salir a faenar. Mientras, en la periferia de la Franja de Gaza se mantienen desplegadas tropas israelíes listas para lanzar una eventual ofensiva terrestre en represalia por el secuestro del soldado Gilad Shalit, de 19 años. Sin embargo, un funcionario del gobierno israelí negó que el Ejército tenga órdenes de entrar en la Franja de Gaza en un plazo de 48 horas. Shalit fue secuestrado y otros dos soldados israelíes fueron abatidos en un ataque lanzado por extremistas palestinos contra un puesto militar israelí en la frontera con la Franja de Gaza. La portavoz militar informó que Shalit tiene una herida de bala en el abdomen y un brazo fracturado. La emisora del Ejército israelí indicó, citando a la oficina del primer ministro Ehud Olmert, que en los próximos días surgirá probablemente una escasez de gasolina en la Franja de Gaza a causa del bloqueo. Sin embargo, la oficina del primer ministro Ehud Olmert desmintió afirmaciones que aseguran que Israel pretende cortar el suministro de electricidad y agua en la Franja de Gaza hasta que el soldado secuestrado sea puesto en libertad. Los grupos extremistas que se han adjudicado el secuestro del soldado - el brazo armado del movimiento radical islámico Hamas, los Comités de Resistencia Popular y el Ejército Islámico- exigen a cambio de la puesta en libertad del rehén que Israel excarcele a todas las mujeres y menores palestinos recluidos en cárceles israelíes. Una portavoz de la Autoridad de Prisiones de Israel informó que en este país están encarcelados 313 palestinos menores de 19 años y 109 mujeres palestinas. Alrededor del 64 por ciento de esas mujeres tiene "las manos manchadas de sangre", dijo la portavoz.