El IV Encuentro Internacional Universia de Rectores, celebrado los días 21 y 22 de mayo, ha reunido en Salamanca a las principales autoridades académicas de 26 países para debatir los retos a los que se enfrentan las universidades del Siglo XXI.

Salamanca ha sido testigo del poder de la reflexión, el diálogo y el intercambio de experiencias con el objetivo de acelerar la transformación digital y la modernización de las universidades, concretar medidas y ejecutarlas.

Las conclusiones del Encuentro se recogen en la Declaración de Salamanca, una muestra de la capacidad de la comunidad universitaria para movilizarse y adelantarse a las necesidades del nuevo mundo digital. El documento detalla las acciones y programas surgidos de los tres ejes de debate del Encuentro:

Formar y aprender en un mundo digital

Uno de los mayores retos de la Universidad es la adaptación de la enseñanza al mundo digital y al nuevo contexto laboral. En este sentido, la Declaración de Salamanca recoge la responsabilidad de las universidades para flexibilizar y aplicar métodos educativos innovadores, así como para repensar los procesos organizativos y administrativos de acuerdo con las posibilidades de la era digital.

Las certificaciones universitarias también deben responder al contexto de globalización mediante su integración con plataformas globales y alianzas con empresas de diferentes sectores.

En cuanto a la oferta formativa, los líderes académicos proponen una transformación hacia modelos híbridos, donde se combina la efectividad de la enseñanza presencial con la flexibilidad de la educación online, y una formación continua y adaptada a las necesidades de cada estudiante.

Asimismo, es necesario enfatizar la educación humanística, así como en las competencias transversales como el sentido crítico y ético, el emprendimiento y la movilidad intercultural para garantizar el éxito de los egresados en el mercado laboral del futuro.

Investigar en la universidad: ¿un paradigma en revisión?

La Universidad se enfrenta a dos principales retos relacionados con la investigación y la formación de investigadores: por un lado, el surgimiento de nuevos organismos investigadores públicos y privados, y, por otra parte, una pérdida de valor y reconocimiento de esta labor en la sociedad.

Para hacer frente a estos desafíos, los líderes académicos coinciden en que las universidades deben interactuar y colaborar con los nuevos agentes en investigación e informar y explicar a la sociedad qué investiga, por qué lo hace y con qué fin. La investigación debe ser abierta, participativa y colaborativa, lo que obliga también a revisar los métodos de financiación y evaluación de las universidades y de los investigadores.

Contribución al desarrollo social y territorial

Los debates mantenidos sobre el impacto social de la Universidad ponen de manifiesto su papel como referente de equidad y diversidad y como agente transformador del sistema económico y social.

Con el objetivo de eliminar las desigualdades sociales, la Universidad necesita fortalecer las colaboraciones con diferentes sectores de la sociedad, incluyendo la iniciativa privada, las comunidades locales, los medios de comunicación y la clase política, así como otras universidades.

En conclusión, la era digital requiere una Universidad que sea capaz no solo de adaptarse sino de liderar el cambio. Existen pocas certezas en este mundo de transformación acelerada, pero una de ellas es que la Educación Superior es indispensable en la construcción de una sociedad más inclusiva y equitativa, más competitiva, productiva, sostenible y más humana.

Fuente: Universia España