La Justicia confirmó una pena de diez años de prisión a un proxeneta, conocido como "el viejo José", quien había sido condenado en primera instancia por prostituir a menores en la zona oeste de la ciudad y además mantener relaciones con ellas.

La Sala primera de la Cámara de Apelación en lo Penal de los Tribunales de Rosario, integrada por Alberto Bernardini, Ernesto Pangia y Eduardo Sorrentino, ratificó la sentencia a prisión de 10 años contra José Roberto Ken (alias "el viejo José"), por el delito de abuso sexual agravado por acceso carnal cometido en perjuicio de menor de trece años y promoción y facilitamiento de la prostitución de menores de edad, agravado por el caso de una nena de 13 años.

Ken, nacido en Colonia Castelli, Chaco, era un herrero desocupado que alojaba a chicas en su casa, ubicada en la zona oeste de Rosario. La Justicia determinó que el hombre era proxeneta: llevaba a las menores en moto hasta avenida Godoy y Camilo Aldao, esquina en la que ejercían la prostitución. Además, en ocasiones, se quedaba con el dinero que las chicas obtenían y también las obligaba a mantener relaciones sexuales con él. De hecho, también fue enviado a prisión por mantener relaciones sexuales con una nena de 10 años.

El caso de "el viejo José", como se lo conocía en el barrio, tomó estado público en junio de 2004, cuando una mujer denunció que su hija se había escapado de su casa y que la había encontrado en la casa de José, durmiendo junto al hombre y otras chicas. Para peor, en un estado que revelaba el consumo reciente de drogas.

Tras la lógica denuncia de la madre, la policía allanó la casa de José y encontró a otras tres chicas de entre 10 y 14 años, que se habían refugiado en ese lugar. Las chicas declarararon que Ken las llevaba en moto hasta las esquinas donde esperaban clientes. Después volvían con José, quien a veces les dejaba tener la plata que habían obtenido, pero otras veces lo gastaba en pegamento y marihuana. Pero eso no era todo: a cambio de vivie en la casa de Ken, quien también las alimentaba, la mayoría de las adolescentes mantenía relaciones sexuales con él.

El juez de Sentencia Nº 3, Luis Giraudo, fue quien decidió mandar a José a prisión por diez años. Si bien el magistrado no pudo verificar si el hombre obligaba o no a las chicas a prostituirse, consideró que era un delito porque eran todas menores de edad.