En un nuevo estudio se ha logrado describir por vez primera un mecanismo biológico por el cual, al envejecer, se puede desarrollar deficiencia de zinc, la cual conduce a un deterioro del sistema inmunitario y a una mayor propensión a la inflamación, asociados ambos efectos a bastantes problemas de salud, incluyendo cáncer, enfermedades cardiacas, enfermedades autoinmunes y diabetes.

El estudio ha sido hecho por el equipo de las investigadoras Emily Ho y Carmen Wong, de la Universidad Estatal de Oregón, en Estados Unidos.

Los resultados del estudio sugieren que para las personas ancianas resulta de especial importancia consumir una cantidad adecuada de zinc, ya que su capacidad para absorber este micronutriente disminuye en esta etapa de la vida.

El estudio, realizado sobre animales en el laboratorio, reveló que los animales viejos mostraban signos de deficiencia de zinc y tenían una mayor respuesta inflamatoria a pesar de que su dieta supuestamente contenía cantidades adecuadas de zinc.

Cuando a los animales se les suministró mediante la dieta unas 10 veces la cantidad de zinc que supuestamente necesitaban, los biomarcadores de inflamación pasaron a ser iguales a los de animales jóvenes.

Ya se sabía, por estudios previos con animales y con humanos, que la deficiencia de zinc puede causar daños en el ADN, y este nuevo trabajo muestra cómo la deficiencia de zinc puede contribuir a provocar inflamación sistémica.

Hasta cierto punto, la inflamación es normal y conveniente, como parte de la defensa inmunitaria, la curación de las heridas y otras funciones. Pero en exceso, se la ha asociado con numerosas enfermedades degenerativas, incluyendo cáncer y dolencias cardiacas. "Parece ser un factor importante en las enfermedades por las que la mayoría de la gente muere", acota Ho. Las células del sistema inmunitario también son particularmente vulnerables a la deficiencia de zinc.

Como resultado de esto y de lo que ahora se sabe sobre la absorción de zinc en los ancianos, Ho cree que, en general, las personas mayores deberían procurar tomar el suficiente zinc, cuya cantidad diaria recomendada es de 11 miligramos para los hombres y 8 miligramos para las mujeres. La carne y el marisco suelen ser buenas fuentes de zinc. Es más difícil absorberlo a partir de cereales y verduras, una circunstancia problemática para los vegetarianos.

Investigaciones previas realizadas en la Universidad Estatal de Oregón y en muchas otras instituciones han mostrado que el zinc es esencial para proteger contra el estrés oxidativo y para ayudar a reparar los daños sufridos por el ADN.

Emily Ho y Carmen Wong se quejan de que raras veces se realizan test médicos para determinar la deficiencia de zinc, e incluso los que se realizan no son muy precisos. Recomiendan, como mejor estrategia, asegurarse de tomar una cantidad suficiente del micronutriente mediante la dieta o suplementos, especialmente en el caso de los ancianos.

Fuente: Noticias de la Ciencia y la Tecnología