Parecían una familia feliz. Al menos así los veían muchos de los vecinos y personas cercanas a David Allen y Louise Anna Turpin, de 57 y 49 años respectivamente, los padres que mantenían cautivos y encadenados a sus 13 hijos en su vivienda ubicada de Perris, California, y que fueron detenidos luego de que una de ellas pudiera escapar y llamar a a policía.

Cuando los agentes del departamento de policía de Perris y funcionarios de la oficina del alguacil del condado de Riverside llegaron al lugar, se encontraron a los hermanos, todos entre los 2 y los 29 años. Algunos estaban atados con cadenas y candados.

Según explicaron las autoridades, estaban encerrados "en un entorno oscuro y hediondo".

"Las víctimas parecían estar desnutridas y muy sucias", dijo la policía.

Los padres se esforzaban por dar otra imagen. Publicaban fotos en las redes sociales en las que se los veía felices, en Disney o Las Vegas.

Eso sí, llamativamente, en muchas de las fotos casi todos los hijos aparecen con el mismo tipo de ropa, como si se tratara de un uniforme. Todos lucen pálidos, pero sonrientes.

Greg Fellows, agente de la oficina del alguacil de Riverside, ofreció este martes una rueda de prensa en la que precisó por qué se habla de tortura: “Como pueden imaginar, tener 17 años y aparentar 10, estar encadenado a una cama, estar malnutrido y tener lesiones asociadas con esto es lo que yo llamaría tortura”.

“No puedo entrar en los detalles de la conversación, pero pareció que la madre estaba perpleja ante las razones por las que estábamos en la residencia”, agregó.

Según los registros públicos, la pareja vivió en Texas durante muchos años antes de mudarse a California en 2010.

Anna Turpin, de acuerdo con esos documentos, trabajaba como ama de casa, sin ingresos, mientras David Turpin aparece con un trabajo relativamente bien pagado como ingeniero en la empresa de tecnología aeronáutica y de defensa Northrop Grumman.

Sin embargo, con tantos hijos y su esposa sin trabajo, los registros sugieren que sus gastos excedieron sus ingresos y tuvo que declararse en bancarrota dos veces.

Los documentos bancarios muestran que ganó más de US$140.000 en 2011, pero que los gastos de la familia excedieron su salario neto en más de US$1.000 al mes.

Las imágenes en las redes sociales indican que los esposos renovaron sus votos matrimoniales varias veces en los últimos años, a menudo con sus hijos presentes.

Los vecinos ahora se dedican a investigar en profundidad si debieron haber detectado que algo estaba mal.

Nadie parece saber cuánto tiempo los hermanos estuvieron cautivos y, por supuesto, nadie puede responder la pregunta más difícil de todas: ¿por qué?