Una investigación presentada en la reunión anual de Associated Professional Sleep Societies en Seattle revela que los adolescentes que se van a la cama a las 10 de la noche son menos propensos a deprimirse o a tener pensamientos suicidas que sus compañeros que permanecen despiertos hasta mucho más tarde.

"Este estudio respalda el argumento de que la falta de sueño puede causar depresión", apuntó el autor del estudio, James Gangwisch, profesor asistente de psiquiatría del Centro médico de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York. "Los adolescentes cuyos padres los hacían irse a la cama más temprano eran menos propensos a sufrir de depresión y pensamientos suicidas".

El estudio se basó en datos sobre más de 15,000 adolescentes que participaron en el Estudio Longitudinal Nacional de Salud Adolescente. Los investigadores encontraron que 1,143 de los adolescentes estaban deprimidos y 2,038 tenían “ideación suicida”, término que los profesionales clínicos usan para describir los pensamientos suicidas. El Dr. Jonathan Pletcher, especialista en medicina adolescente del Hospital Pediátrico de Pittsburgh, apuntó que los pensamientos suicidas son comunes en la adolescencia, motivo por el cual el estudio incluyó a más adolescentes con pensamientos suicidas que adolescentes deprimidos.

Cuando Gangwisch y su equipo de investigación observaron la relación entre la depresión y los pensamientos suicidas con que los padres enviaran a los adolescentes a dormir a determinadas horas, encontraron una correlación clara.

Los adolescentes cuyos padres insistían que se durmieran a las 10 p.m. o antes tenían 25% menos probabilidades de estar deprimidos y veinte por ciento menos de probabilidades de tener pensamientos suicidas, frente a niños que se acostaban a medianoche o más tarde.

Tanto Gangwisch como Pletcher concurrieron en que la mayoría de adolescentes necesitan entre ocho y nueve horas de sueño por noche, y dijeron que los padres podrían subestimar la necesidad de sueño de sus hijos adolescentes.

"Dormir lo adecuado es una inmensa prioridad", resaltó Pletcher. Además de aumentar el riesgo de depresión y pensamientos suicidas, la falta de sueño puede afectar la concentración y el aprendizaje de un niño, advirtió. Y Gangwisch señaló que la falta de sueño también se asocia con la obesidad y la diabetes tipo 2.

Fuente:Infancia Hoy