Andy Murray y Novak Djokovic, finalistas del Abierto de Australia, brindaron un espectáculo de tres horas y 40 minutos sobre el Rod Laver Arena de Melbourne. Pero mas allá del resultado final favorable al serbio, hubo una jugada que despertó la euforia de todo el mundo del deporte.

Es que, durante el primer set de la definición del primer Grand Slam del año, el serbio y el británico entregaron un punto lleno de emociones, donde sacaron a relucir su amor propio y toda la calidad de dos top ten.