La selección argentina de fútbol arribó a Rosario este viernes pasadas las 20. El colectivo salió por la tarde desde Buenos Aires -el viaje no fue en avión como esperaban algunos desorientados- y el equipo fue recibido por más de 500 personas que aguardaban a esa hora en la puerta del hotel céntrico donde se alojan jugadores y cuerpo técnico.

La caravana de colectivo, patrulleros del Comando Radioeléctrico, motos y autos de curiosos, pasó por el Monumento a la Bandera a las 20 en punto. Después fue hasta el Ros Tower ubicado en Mitre y Catamarca, donde el plantel local se instaló en los pisos 12, 13, 14 y 15. Allí había un importante vallado policial y, detrás de éstos, varias centenas de rosarinos que esperaban por la selección.

Diego y sus muchachos decidieron no recorrer este viernes, como sí hizo Brasil por la tarde después de dar una conferencia de prensa, el campo de juego del Gigante de Arroyito, donde este sábado a la noche jugarán ambos equipos.

El arquero del seleccionado brasileño, Julio César, se mostró confiado en esa conferencia para el clásico sudamericano y dijo: “Si fuera jugador argentino estaría preocupado por Brasil”.

La dueña de las dos últimas populares

La felicidad de unos era la frustración de otros. La alegría que transmitían los compradores de las últimas populares para el partido de Argentina-Brasil, contrastaba con la decepción de los que quedaron en la cola sin la posibilidad de adquirir su entrada. Eran cerca de las 13.40 cuando se vendió el último ticket en el Gigante de Arroyito. En el Coloso del Parque se habían agotado un rato antes.

La última compradora es una señora de la zona sur  de Rosario, Graciela, que se llevó dos populares, una para ella y otra para su hijo, que la acompañaba. Habían llegado anteayer a la mañana a hacer la cola.

Antes de ella un par de hinchas más habían expresado su alegría ante las cámaras de Canal 3, tanto que alguno hasta abrazaba al periodista Pablo Gavira.

Del otro lado del vallado quedó la frustración de unas mil personas que se quedaron sin su entrada, algunos que habían llegado también hace algunos días, pero que en los apretujones y tumultos fueron quedando atrás.    

Antes , la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) advirtió sobre la venta en la calle y en las agencias de turismo de entradas apócrifas para el partido que disputarán Argentina y Brasil este sábado en la cancha de Central, por las eliminatorias del Mundial. El responsable de la administración de las entradas, Emilio Vásquez, aseguró que en los ingresos al Gigante habrá estrictos controles para evitar que se ingrese con tickets truchos. En tanto, hinchas brasileños radicados en Rosario se quejaron porque deben pagar los boletos a precio internacional.

Este viernes, un poco más de una hora antes de lo previsto, se abrieron las boleterías ubicadas en los estadios de Newell´s y Central. Una buena noticia para los hinchas que, durante la noche del jueves y de la madrugada de este viernes, debieron soportaron la lluvia y el frío.

El problema es que en otros lugares también se comercializan tickets: en la calle, en Internet e incluso en algunas agencias de turismo. La oferta por los pases es continua.

Al respecto, Vásquez señaló: “Habrá un control especial de la legalidad de las entradas. Dispondremos varias medidas de seguridad, controlaremos el papel de los tickets verificando si se trata del papal exclusivo o si es la tinta original la que fue usada. Tendremos linternas ultravioletas para detectar las entradas ilegales”.

En este sentido, el funcionario recomendó a la gente “abstenerse de comprar boletos en la calle porque lo más factible es que se termine teniendo problemas con la Justicia”. Tampoco aconsejó adquirirlos vía Internet o bien a través de agencias de turismo: “La AFA no dio entradas a las agencias. Habría que ver si cumplen con el sistema de venta”, planteó.

Las quejas de los brasileños

En el cruce Alberdi, los ánimos estaban caldeados. Es que allí se vendían las entradas para los ciudadanos brasileños. Los que son residentes argentinos deben comprar los boletos a precio internacional, es decir a 450 pesos.

“Voy a comprar igual la entrada porque no hay otra solución”, dijo, con tono de cansancio, en una mezcla de portugués y español, uno de los brasileños que vive en la ciudad. “Vivimos en Rosario pero la AFA no nos deja entrar, debemos pagar el precio internacional que es muy alto”, se quejó.

Enojado y abrumado por la espera, otro de los brasileños le deseó la derrota a Argentina: “Con la mala onda de la gente que el resultado sea cinco a cero”, bramó.