Las distintas legislaciones a nivel nacional, provincial y municipal –esta última desde 1984– establecen que los planteles de empleados deben incluir al menos un 4 por ciento de discapacitados, porcentaje que se eleva a 5 cuando se trata de empresas contratistas que trabajan para los organismos oficiales.
Aún así, cada puesto de trabajo debe ser “peleado” con energía desde los organismos que nuclear a las personas discapacitadas, ya que en muchos casos esa obligación es soslayada por las distintas administraciones.
En el sector privado, el problema es aún mayor, ya que al no existir legislación que exija a los empleadores la incorporación de personas con algún grado de discapacidad, los dueños de las empresas, directamente expulsan a cualquier candidato a un puesto de trabajo que presente algún grado de discapacidad.
“La novedad –dicen desde el Movimiento de Unidad de ciegos y ambliopes de Rosario (Mucar)– es que ahora, además de buenos proyectos llegarán recursos económicos para intentar que el panorama cambie”.
Este lunes vendrán a Rosario representantes de la Federación Argentina de Instituciones de Ciegos y Ambliopes (Faica), que tiene por objetivo equiparar las oportunidades laborales de los discapacitados visuales con el resto de la población. El viaje tiene como intención presentar un programa de preparación para el empleo que consistirá en brindar herramientas a los beneficiarios para que mejoren su capacidad de búsqueda e inclusión en el mercado laboral, según sus perfiles y habilidades.
La reunión, a la que están invitados los interesados en capacitarse y trabajar, tendrá lugar en la escuela Luis Braile, de España 525, este lunes a las 14. Allí se difundirán detalles del programa y se abrirá el registro de aspirantes.
Además, el programa realiza la gestión, evaluación, preselección, inclusión y seguimiento de los beneficiarios, así como el análisis y adaptación al puesto de trabajo, para facilitar el proceso de inserción laboral.
En caso de ser necesario, Faica se encarga de realizar en comodato, previa evaluación técnica, la adaptación tecnológica requerida o financiar recursos de ayuda óptica para las personas con baja visión.
Uno de los ámbitos laborales más propicios para la inserción de los discapacitados visuales –según el Mucar, quien encabezará la implementación del proyecto en Rosario– es el de los call center, ya que todo el trabajo se centra en el manejo de una computadora, algo que, previa adaptación, perfectamente puede realizar un ciego entrenado en esta destreza.
El proyecto se aplicó con éxito en otros lugares del país.
Desde febrero de 2001 hasta diciembre de 2006 se capacitaron cerca de 1.410 beneficiarios con 169 acciones de formación instrumental, mientras que en el área de colocación laboral, ya se insertaron más de 320 personas ciegas y con baja visión tanto como microemprendedores, o como empleados de empresas privadas o públicas. En forma adicional, se instaló una cadena de kioscos en diversas provincias, con 51 puntos de venta atendidos por personas con discapacidad visual.
Entre las capacitaciones dictadas, algunas de las más difundidas fueron las de Técnico Radiólogo, Asistente Kinésico y Bibliotecología.
El programa comenzó a ejecutarse gracias al financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo BID, la Fundación española Once de cooperación con América Latina y aportes del Ministerio de Trabajo de la Nación.