Para quienes no pueden darse el lujo de ir a tomar sol a una playa pero quieren agarrar un colorcito veraniego rápidamente, la cama solar suele ser una opción tentadora. Sin embargo un reciente estudio demostró que estos aparatos pueden incrementar notoriamente el riesgo de sufrir un cáncer de piel.

“Hay una relación directa entre el uso de camas solares y el desarrollo de melanoma, y se fortalece la idea de que los efectos son más nocivos en el caso de personas jóvenes”, dijo Reza Ghiasvand, director de la investigación llevada adelante en la Universidad de Oslo (Noruega), publicada en la revista “American Journal of Epidemiology” y reproducida por ABC.

Para afirmar esto, los investigadores analizaron a más de 140 mil mujeres noruegas entre 1991 y 2012. De ese total 861 participantes fueron diagnosticadas de melanoma durante el desarrollo del estudio.

Al comparar las que contrajeron este tipo de cáncer de piel con las que no lo hicieron, se llegó a la conclusión de la fuerte incidencia que tuvo el uso de camas solares en el primer grupo. Concretamente, quienes se sometieron a este bronceado artificial tuvieron una probabilidad 32% mayor de terminar con melanoma.

Otro dato importante es que el efecto cancerígeno de las camas solares fue incluso más notorio en las mujeres más jóvenes. Por ejemplo, quienes iniciaron las sesiones de bronceado antes los 30 años desarrollaron el tumor 2,2 años antes en promedio.

Los investigadores advirtieron que los riesgos son altos sobre todo para quienes tienen una piel clara, son muy jóvenes o superan los 65 años, cuentan con antecedentes de cáncer de piel en la familia, trabajan o practican deporte al aire libre, o presentan más de 50 lunares.

Vale destacar que los efectos de los rayos ultravioletas son acumulativos, y es lo mismo si estos provienen de fuentes naturales como el sol o artificiales como la cama solar.