El Ministerio Público de la Acusación (MPA) informó que el camarista penal de Venado Tuerto, Fernando Vidal, resolvió dejar en libertad a las dos personas imputadas que estaban detenidas por el asesinato de Chiara Páez, la menor de 14 años ocurrido en la ciudad de Rufino. Por tal motivo, la mujer de 34 años cuyas iniciales son C.G. –madre del menor que era novio de la víctima– y su pareja, un hombre de 43 años cuyas iniciales son C.A.C., quedaron en libertad este viernes.

La decisión de Vidal fue tomada a partir de una apelación presentada por la defensa de los dos imputados, y a pesar de que la prisión preventiva para ambos había sido ordenada por dos jueces de primera instancia. En primer lugar, lo había hecho la jueza de la Investigación Penal Preparatoria (IPP) Lorena Garini, quien luego fue desplazada de la investigación; pero el juez Eduardo Bianchini –quien reemplazó a Garini– también entendió que había elementos suficientes para que los dos imputados quedaran detenidos preventivamente como presuntos partícipes del homicidio de la menor.

“La resolución del camarista Vidal nos sorprende”, señaló el fiscal de la investigación Mauricio Clavero. “A pesar de la gran cantidad de elementos probatorios presentados y de la peligrosidad procesal que existe, el magistrado entendió que las pruebas pueden ser suficientes tanto para determinar una presunta participación de ambos imputados, como un supuesto encubrimiento.

Y, en tal sentido, se aferró al beneficio de la duda y concedió la libertad a la pareja”, agregó el fiscal del MPA. Clavero explicó que “para este caso, como los imputados son familiares directos del menor que confesó el asesinato, el encubrimiento tiene la excusa absolutoria que hace que el delito no sea punible para ellos, tal como lo establece el artículo 277 del Código Penal de la Nación”.

 Delito “a puertas cerradas”

“Vidal entiende que no hay prueba directa que demuestre la participación de los imputados en el hecho; no obstante, es claro que en este tipo de delitos denominados ‘delitos a puertas cerradas’, salvo la confesión o una videograbación del crimen, todas las pruebas son indiciarias o indirectas”, dijo Clavero.

“En el mundo de las investigaciones penales es muy difícil conseguir pruebas directas en este tipo de situaciones; y aún en el caso de una confesión, puede ocurrir lo que pasó en este caso: que el novio de la víctima confesó haberla matado y, sin embargo, su relato está plagado de inconsistencias”, agregó.

El fiscal del MPA reiteró que es resulta extraña la hipótesis que sostiene que el novio de la víctima la haya asesinado solo. “La menor asesinada medía 1,68 y pesaba alrededor de 70 kilos, mientras que el joven que era su novio pesa mucho menos que ella y es de contextura mucho más pequeña”, sostuvo Clavero. “Pero además, la menor fue matada a golpes y no hay ningún indicio de resistencia, lo cual muestra claramente que fue superada en número y no pudo ejercer ninguna maniobra defensiva”.

Clavero también trajo a colación que hubo dos escenarios en los que se produjo el crimen. “El interior de la vivienda y el taller; en el primero estaba toda la familia del novio, y la víctima fue trasladada desde el interior hacia el taller. Es decir, es imposible que la familia no haya sabido lo que estaba ocurriendo”, argumentó.

Por último, el fiscal del MPA sostuvo que con las pruebas de luminol “demostramos que no había ni un rastro de sangre en el taller de la casa. Sin embargo, cuando recibimos el resultado de los 49 elementos secuestrados en la vivienda y que enviamos al laboratorio de la policía científica, había alrededor de 10 que tenían sangre. Cuando vimos en los videos y en las fotos que se sacaron cuando se hizo la reconstrucción del crimen, todos los elementos que tenían eran del dormitorio del menor y del dormitorio de la pareja. Entonces, se ordenó una nueva prueba de luminol que se hizo el 8 de julio y dio positivo en toda la casa: en las habitaciones del menor, en la de la pareja y en la de los abuelos; y en la cocina también”.