Las mujeres se juntan en casa de una amiga común –como en las reuniones de Tupper– y mientras toman el té o unos mates se preparan para conocer los nuevos productos de Sophie Jones –la primera tienda erótica argentina– que cuenta con lencería y juguetes eróticos vendidos hasta hoy en Capital Federal, pero que desde octubre llegarán a Rosario a través de distribuidores zonales.

Como en cualquier reunión de amigas para comprar cosméticos o recipientes de plástico, la anfitriona del encuentro recibe a la representante de la línea que no sólo despliega sobre la mesa una gran variedad de productos pensados para el placer solitario o de la pareja, sino que también demuestra prácticamente cómo se usan y explica los pormenores de cada uno.

“La estética de la lencería y los accesorios es esencialmente femenina, los tonos abarcan la gama del rosa y del fucsia, las texturas son suaves y los diseños de los juguetes son divertidos y hasta tiernos”, describe Ana Ottone, promotora de Sophie Jones. Delfines, patos, orugas y la tan solicitada foca que tiene una particularidad: además de una longitud promisoria cuenta con una cabeza giratoria que le permite hociquear allí donde otros no llegan. Todo un hallazgo de la industria al servicio del goce individual y/o colectivo.

“La colección es imaginativa y transgresora, pero sin perder la elegancia y el glamour que a las mujeres les gusta tanto. La idea es provocar el deseo, rescatar lo bueno y divertido de la sexualidad pero sin rozar lo chocante u ordinario. Intentamos lograr que las mujeres hagan shopping erótico con las mismas ganas con que hace shopping de zapatos y carteras”, afirma Ana.

Para ir entrando en clima antes de que llegue octubre –cuando la marca se instale en Rosario– las promotoras deslizan la lista de productos que va desde conjuntos que cubren algunas partes del cuerpo y destapan otras, geles y cremas comestibles, tangas para streap tease y hasta algunos chiches para sadomasoquismo suave.

“La actitud de las mujeres jóvenes o mayores es de curiosidad”, dicen las vendedoras, quieren saber cómo se usan los productos y a veces consultan por celular a sus parejas, antes de cerrar la compra, para que las ayuden a elegir.

Surgen preguntas y la duda más frecuente que expresan las chicas a la hora de seleccionar vibradores es si llevan uno para penetración o bien optan por otro que estimule el clítoris. “El 80 por ciento se inclina por el segundo”, aseguran las promotoras, “aunque también están las que llevan el mixto que cumple los dos propósitos". Menos lavarte los platos, dice Ana, te hace todo lo que le pidas. Deme dos.