Ocho días después de haber sido rescatados frente a las costas de Libia y con la negativa de Italia a recibirlos, los 629 inmigrantes del "Aquarius" y otros dos barcos socorristas vieron este domingo el fin de su odisea al desembarcar en el puerto español de Valencia, sobre el mar Mediterráneo.

La primera embarcación con emigrantes en llegar a Valencia fue el "Dattilo", uno de los dos barcos de la marina italiana que ayudó al traslado de los inmigrantes (273) que realizaron una travesía de 700 millas marítimas, que la mayor parte del tiempo transcurrió bajo un intenso temporal. 

El "Aquarius" (con 106 personas) entró en segundo lugar y, a continuación, finalmente llegó el barco de la Marina italiana Orione, con 250 personas, completando el desembarco tras ocho días. 

Una gran pancarta con el lema "Bienvenidos a vuestra (su) casa", recibió a los inmigrantes y refugiados en la base de operaciones del puerto de Valencia, el destino "seguro" que el Gobierno español, en manos del socialista Pedro Sánchez, ofreció a estas personas después de que Italia y Malta se negaron a abrirle sus puertas. 

El gobierno español les ofrece un permiso de estancia de 45 días en su territorio, tras determinar que se trata de una entrada extraordinaria por razones humanitarias, dijo a la prensa un responsable de la Comisaría de Extranjería de la Policía española.

En total, en los tres barcos que llegaron a Valencia hay 123 menores, muchos de ellos no acompañados, 80 mujeres, de las que entre siete y nueve están embarazas, y 450 hombres.

Entre cantos y sonrisas empezaron a llegar los primeros inmigrantes de la flotilla, con la patrullera Dattilo a la cabeza, que entró en la bocana del puerto de la ciudad española de Mediterráneo a las 6.30 horas de hoy ante la expectativa de los medios de comunicación.

Tras haber arriesgado la vida en el mar y después de sufrir abusos de todo tipo por parte de mafias que lucran con la desesperación de las personas, estos 629 inmigrantes rescatados por las ONG humanitarias SOS Mediterranée y Médicos Sin Frontera pueden respirar más tranquilos.

El personal médico que los atendió detectó más patologías de las esperadas, aunque en general son leves y causadas por los días de hacinamiento, escoriaciones, quemaduras por el contacto del fuel de las embarcaciones con el agua del mar y malestar en general.

Según Cruz Roja, el estado general de los inmigrantes es "bueno" y "aceptable" para los días de travesía y que llegaron "animados, sonrientes y tranquilos", aunque "cansados", replicó la agencia de noticias EFE. 
Las mujeres embarazadas y menores con patologías fueron enviados a hospitales; y el resto, a un centro en la localidad valenciana de Cheste.

Su llegada a suelo europeo ocurre por una vía excepcional y en una crisis humanitaria en las fronteras de Europa que ya dura más de tres años. 

El caso del 'Aquarius' revivió las tensiones internas de la Unión Europea (UE) en torno a la política migratoria del bloque, coincidiendo con el auge y la llegada al poder de partidos ultraderechistas y xenófobos en algunos gobiernos que son claves en las gestión de la inmigración, como Italia. 

“Este es el final de un viaje demasiado largo, y con sensaciones contradictorias, debe ser un punto de inflexión para Europa", aseguró David Noguera, presidente en España de Médicos Sin Fronteras, quien recibió a los inmigrantes. 

"Por un lado celebramos que la gente que hemos recogido en el 'Aquarius' estén en un lugar seguro, donde se les atienda de una forma digna, pero nos preocupa el futuro de las operaciones de rescate en el Mediterraneo, con los bloqueos de los puertos europeos", remarcó Noguera, quien pide a Europa reflexionar para encontrar soluciones más justas y solidarias al drama de la gente que se lanza al mar en el Mediterráneo en busca de un futuro mejor. 

Más de 2.300 personas, entre voluntarios de la Cruz Roja, personal profesional de las ONG y de sanitarios del servicio público valenciano, así como unos 400 traductores, participan del operativo de acogida de los inmigrantes y refugiados, bautizado como "Esperanza Mediterráneo", realizando labores de información, identificación y atención médica. 

"Cuando atracó el barco todos empezaron a cantar a la vez”, contó Carmen Moreno, voluntaria de la Cruz Roja que participó del desembarco del "Dattilo". 

Tras tocar tierra y recibir una primera asistencia sanitaria a bordo del barco, la Policía censa a estas personas para registrar sus datos y lugar de origen. 

Además, les entregan una cita previa para pedir asilo, un documento que les autoriza 45 días de estancia en España y otro donde se les pregunta sobre su voluntad de ir a Francia.

"Nos parece positivo que las autoridades españolas informen sobre la posibilidad de solicitar asilo, pero se analizará caso por caso", advirtió, no obstante, María Jesús Vega, responsable la oficina de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), en España. 

El Ministerio francés del Interior ordenó el despliegue en Valencia de una misión de su Oficina para la Protección de Refugiados (OFPRA) para identificar a demandantes de asilo que hayan viajado en la flotilla del barco Aquarius y organizar así su acogida en Francia.