Un nuevo estudio revela que un tercio de las bacterias en nuestras camas provienen de nuestros propios cuerpos y pueden estar causando problemas de salud. Que nuestras camas acumulan gran cantidad de suciedad es algo que ya se sabía en el pasado, pero lo que resulta llamativo de esta investigación es que compara nuestras camas con los nidos de chimpancés... Y salen ganando estos últimos por goleada.

Este estudio, realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y recogido en The Guardian, publicada por 20minutos, refleja que los chimpancés se las apañan para dormir en condiciones más higiénicas de lo que lo hacemos los humanos. La razón de la suciedad de nuestras camas está, principalmente, en que insistimos en usar siempre las mismas sábanas.

Más de un tercio de las bacterias que se hallan en nuestras camas proceden de nuestro cuerpo, ya sea suciedad procedente de la piel, oral o fecal. La doctora Megan Thoemmes, autora principal del artículo, que ha sido publicado en la revista Royal Society Open Science, recolectó muestras de 41 nidos de chimpancés en Tanzania y descubrió que contenían significativamente menos bacterias corporales que la media de camas humanas analizadas. "Es más, no encontramos casi microbios en los nidos de chimpancés, lo cual fue un poco sorprendente", dijo.

Incluso cuando buscaron artrópodos como pulgas, piojos y garrapatas en 15 de los nidos, los científicos salieron casi con las manos vacías. "Solo se encontramos cuatro ectoparásitos en todos los nidos", explicó Thoemmes.

Se estima que hasta un tercio del peso de una almohada usada por una persona puede llegar a estar compuesto por piel muerta, ácaros del polvo y sus heces. El acolchado de un hogar estándar podría llegar a contener unos 20.000 ácaros, mientras que un colchón usado durante años puede contener millones de ellos.

Aunque se descubrió que los nidos de chimpancé contenían una selección más diversa de microbios que una cama humana, sí se supo que esos microbios parecían provenir de los alrededores de los nidos, no de los propios chimpancés. El estudio concluye que los seres humanos estamos rodeados, en entornos como nuestra cama, de microbios menos diversos (pero en mayor cantidad) que provienen principalmente de nuestros propios cuerpos, no del exterior. Y eso puede haber aumentado nuestra vulnerabilidad, por ejemplo, a las alergias y otras enfermedades.