Primero fue la pedrea de noviembre de 2006, luego la incesante lluvia de marzo y abril pasados, ahora el temporal del viernes último, con vientos arrasadores. Estos fenómenos meteorológicos causaron significativos destrozos en calles y espacio abiertos. Una pregunta llega con lógica: ante la seguidilla de tormentas, ¿hay que repensar el mobiliario urbano de la ciudad? Cartelería, cableado, arbolado y sistema de desagüe aparecen como aspectos que deberían replantearse en el marco de este cambio climático, con una nueva reglamentación a fin de evitar caídas y destrozos.

“Estos avisos de la naturaleza van pidiendo ajustes en la normativa y los materiales que se utilizan. Hay que repensar algunas cosas. En situaciones más extremas, como el terremoto de México en 1986, se reglamentó todo de nuevo”, explicó en De 12 a 14 el vicepresidente del Colegio de Arquitectos de Rosario, Aldo Farrugia.

“Hoy no existe una normativa sobre, por ejemplo, cartelería o marquesinas, cosas que son mejorables en cuanto a los materiales, tipo de amarres o buhonería”, detalló el profesional, ante los peligros de voladuras o caídas que existen, sobre todo en el centro.

Según consideró, “habría que evitar usar chapas” y reemplazarlas por telas. “Hay telas, o vinilos de altísima resistencia y que, aún en gigantografías, logran alcanzar una gran calidad grafica. Además son fáciles de reponer”, planteó.

También, según Farrugia, debería reverse el modo de construcción de los galpones de chapa, de donde los fuertes vientos suelen arrancar y llevarse techos. “Hay que ver cómo se hacen, porque se usan las técnicas de siempre, pensadas para condiciones que no son las que hoy tenemos. Y eso tampoco está reglamentado”, dijo.

Pero la furia del clima no sólo se manifiesta en las chapas: el cableado, sobre todo el que conduce electricidad, representa un serio riesgo si se corta y cae. “Ya no puede no ser subterráneo”, lanzó Farrugia, aunque reconoció que la Municipalidad de Rosario está trabajando en la reducción de cables aéreos.

El arbolado también tiene su parte de responsabilidad en destrozos ya que “causa un daño increíble”, no sólo porque aplasta sino porque en su caída arrastra cables y postes. “Árboles hay que poner, la ciudad los necesita, pero hay que conocer del tema. Y estudiar cuáles son los que más se caen, y en qué condiciones estaban”, exigió el arquitecto.

Y también el sistema de desagüe merece una rápida revisión, ya que fue pensado para una ciudad que absorbía el agua, pero con el avance de la construcción y la pavimentación de todas las calles se generan inundaciones cuando llueve de manera abundante.