Según un estudio de 2008 de la Universidad de Gante (Bélgica), algunas de las razones más frecuentes para no hacerse la prueba son el miedo a la falta de confidencialidad, la posibilidad de encontrarse a algún conocido en el lugar de la prueba y el temor ante la posible discriminación.

Los expertos recomiendan que la prueba del VIH sea algo rutinario en las personas que tienen una vida sexual activa, al menos una vez al año. “Sería bueno que toda la población adulta se hiciera la prueba, para detectar a las personas infectadas que no lo saben, pero desde luego se deberían hacer la prueba todas las personas conscientes de haber tenido una práctica de riesgo en los últimos 25 años”, recomienda Santiago Moreno, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal.

En el marco del Día Nacional de la prueba del VIH, varios expertos presentaron la semana pasada en Madrid una nueva campaña impulsada por la Coordinadora Estatal del VIH-sida (CESIDA) que pretende animar, especialmente a los jóvenes, a hacerse la prueba.

Fuente: SINC