Investigadores españoles han descubierto que hace 110 millones de años, en plena época de los dinosaurios, los insectos ya realizaban la polinización, lo que se considera la evidencia más antigua conocida hasta ahora.

El hallazgo, realizado por científicos del Instituto Geológico y Minero de España y de la Universidad de Barcelona, se presenta ahora en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

El grupo de investigadores ha descubierto que, en pleno Mesozoico o edad de los dinosaurios, un grupo de insectos que transportaban polen quedaron atrapados en gotas de resina.

Eran cuatro hembras de insectos tisanópteros, con el cuerpo recubierto de granos de polen, que se han conservado hasta nuestros días en una pieza de ámbar de la región española de Álava (norte).

Una de las hembras quedó atrapada en la resina transportando 140 granos, otra transportaba 137 granos. Se han encontrado también machos, pero sin polen.

La investigación está firmada por los expertos Enrique Peñalver y Eduardo Barrón, del Instituto Geológico y Minero de España (IGME).

También lo firman Xavier Delclòs, del Departamento de Estratigrafía, Paleontología y Geociencias Marinas de la Universidad de Barcelona, y Carmen Soriano (Sincrotrón de Grenoble), entre otros.

La polinización es una estrategia para la reproducción. Las plantas necesitan intercambiar el polen para su reproducción, y nada es más eficiente para ello que los insectos. Actualmente existen unas 200.000 especies de animales polinizadores, la mayoría insectos.

La polinización por insectos -en especial, mariposas, abejas y moscas-- es un proceso que siempre se asocia a las plantas con flores (angiospermas), de las que hoy día existen más de 240.000 especies.

Los tisanópteros (o trips) son unos diminutos insectos, que eran considerados polinizadores poco eficientes durante mucho tiempo, se alimentan generalmente de tejidos vegetales y polen (en general, de angiospermas).

Los ejemplares del nuevo estudio publicado en el PNAS pertenecen a la colección del Museo de Ciencias Naturales de Álava.

Fuente: EFE