Este jueves a la noche Emanuel Ginóbili fue reconocido por San Antonio, que colgó del techo de su estadio la camiseta con el número 20 que vistió durante 16 temporadas y con la que ganó cuatro títulos. Se trató de un homenaje plagado de buenos y emotivos momentos de los que sobresalen el canto del himno argentino, el llanto de la esposa del basquetbolista durante su discurso y las palabras que le dedicaron Parker, Duncan, Popovich y Oberto.
Oíd mortales
Michelle Leclercq fue la encargada de introducir a la emoción: entonó el himno argentino en el ATT Center, en el inicio del homenaje a Emanuel Ginóbili. De acuerdo a Infobae.com, la joven tiene 23 años y es argentina aunque está radicada en Estados Unidos. Empezó tocando la guitarra en el Central Park de Nueva York y tomaba clases de canto con Martin C. Hurt, un reconocido músico que trabaja en muchas de las obras importantes de Broadway. En enero de 2018 sacó su primer sencillo titulado The Mission, que se ubicó en el primer puesto de iTunes en la Argentina. En febrero grabó el videoclip con el apoyo de la gente de Gibson. Ellos le prestan los instrumentos para cada show y la apoyan en todos sus proyectos. Luego viajó de gira por Asunción, Buenos Aires, Mar del Plata, Sydney y Melbourne. Y sacó su primer álbum, Self Love.
"Es un honor cantar el himno de mi país en la ceremonia de la NBA y Manu", escribió en su cuenta de Twitter el pasado 20 de marzo. La cantante, estuvo probando sonido en el estadio por la mañana, cargada de ansiedad por su participación especial. Para Michelle, "Manu es un ídolo", y conoce toda su dimensión con la ayuda de un tío suyo fanático del básquet.
Marianela
Ginóbili está casado con Marianela Oroño desde 2004 y, la mujer, fue destinataria del más emotivo mensaje de la jornada, según publicó La Nación. La mujer, sentada enfrente, de elegante vestido rojo, no pudo contener las lágrimas.
"Y a vos, Many... Tendría que durar dos tres horas el evento para agradecerte. Gracias por aguantar mis obligaciones durante 20 años, que la siesta tiene que ser a esta hora, que el silencio tiene que ser total, que la comida..., que no puedo salir porque estoy cansado y mañana juego. Gracias por bancarte todo eso y ayudarme a que todo esto sea más fácil y que solo tenga que pensar en jugar", le dijo Manu a su mujer, que lo miraba sentada junto a sus tres hijos en el centro de la cancha de los Spurs.
"Gracias por bancarte veranos y veranos que tendrían que haber sido muestro momento familiar disfrutando en una playa, descansando, permitiendome que me vaya a jugar muchos veranos con los chicos a Londres, Japón, China, Mar del Plata, y vos sintiéndote orgullosa de eso", añadió Manu con un nudo en la garganta.
"No hay muchos como vos"
Estuvieron presentes los mejores jugadores de la NBA, sentados en el centro del estadio AT&T Center. Por un lado, dos de los integrantes del Big Three, Tony Parker y Tim Duncan junto al bahiense. Finalmente aparecía Fabricio Oberto, prácticamente un hermano para el ex escolta, referentes de la inolvidable Generación Dorada.
Parker, de 36 años, llenó de elogios al argentino. "¡Hola San Antonio! Estoy muy feliz de estar acá, en la noche de Manu. Te lo merecés, amigo. Primero quiero dejar algo bien claro: en la Argentina decían que yo no le pasaba el balón. Que quede claro que no había ningún problema entre nosotros. En todo caso, es culpa de Popovich, que decidía que yo termine la jugada", comenzó el francés entre risas. "Cuando pienso en la manera en la que trabajaste como jugador, solo puedo utilizar una palabra para definirte: sos único. Realmente sos único", destacó quien hoy juega en Charlotte Hornets y viajó especialmente para el homenaje.
"Manu Tenía dos pases, y lo ponía loco a Gregg. El real, y el que tiraba. Pero qué vamos a hacer, si nadie podía controlarlo. Lo dejaron ser Manu, y jugó años gloriosos con esta organización. Mi año favorito fue 2005, cuando se le fue todo el pelo. La otra cosa que se me viene a la cabeza es tu espíritu competitivo. Yo no sería el jugador que fui si no fuera por vos. Vos me ayudaste a ser un mejor jugador. Vos nunca fuiste un jugador egoísta. No hay muchos como vos, que jamás tuvo problemas en salir desde el banco de suplentes. Tu humildad nos sirvió de inspiración porque vos decidiste poner al equipo primero. Leyenda, ganaste campeonatos de Euroliga, selección argentina y Spurs. Un honor jugar a tu lado, Manu. Muchas gracias", cerró Parker y emocionó a todos.
Después llegó el turno para Oberto. Uno de sus grandes amigos, con quien compartió equipo en los Spurs entre 2005 y 2009 y juntos celebraron el anillo de 2007. Entre otras cosas, claro, porque con la Argentina consiguieron la gloria con la medalla dorada en Atenas 2004. Y más. "Este es uno de los momentos en los que uno nunca está preparado. El año pasado recibí una llamada a las 10 de la mañana y dije: 'upa, aquí hay problemas'. Terminamos llorando porque ahí me estaba enterando de su retiro. Podio olímpico, podio en Europa, podio en los Spurs. Pero el más importante logro que recibí fue cuando me acompañaste durante mi problema cardíaco. Ahí es cuando uno se da cuenta de lo grande que sos como amigo y como persona", dijo el cordobés oriundo de Las Varillas mientras lo aplaudía todo el estadio. "Fue un gran momento jugar delante de estos fanáticos. Resultó algo increíble. Muchas veces cuando se juega al básquetbol se esconden los sentimientos. Si alguien te golpeaba o golpeabas a alguien, uno trataba de seguir jugando, no te molestaba. Si había un error Gregg te llamaba la atención, pero había que seguir. Y Manu siempre te daba una mano. Bueno, después de ese llamado me dije: 'le voy a ganar en algo'. Y no pude: me ganó al ping pong, a las cartas, a todo", bromeó Oberto con una sonrisa. " Manu, ahora podés tomarte las cosas con calma y disfrutar a tu familia. Me hiciste una mejor persona y un mejor jugador. Tenés toda la vida para disfrutar de tu retiro y nosotros toda la vida para darte las gracias", finalizó Oberto.
Luego, de acuerdo a La Nación, siguió el maestro estratega y alumno talentoso en San Antonio: Popovich: "Recuerdo cuando Manu llegó a nuestras vidas, recuerdo su primer año. En aquel verano le dije a Duncan que teníamos a un jugador nuevo, que se había hecho un buen trabajo, que ese chico debía hacerme el trabajo más sencillo, que tenía unas condiciones espectaculares. Duncan dijo "Ok". Y llegó Manu, que tenía una lesión en el tobillo. Lo sentamos y lo esperamos para enero. Cuando regresó, en una semana todos se preguntaban quién era aquel muchacho", dijo y además destacó al seleccionado argentino campeón en Atenas 2004.
"Me convertí en un mejor técnico porque aprendi a callarme y disfrutar de verlo jugar. Un rebote ofensivo, un triple, un recupero. Es un ganador, lo sabía desde temprano. Lo que le importaba era ganar. Le decía: 'Manu, ¿por qué hiciste eso?' Y el me respondía: 'soy Manu, esto es lo que soy'". Después miraba a Tim y a Tony, y con los hombros también me demostraban que no podía decir nada. El equipo se complementaba uno a otro. Si no hubiera sido así, no hubiéramos ganado nada. Y nada hubiera sucedido sin Manu. El increíble deseo de ganar, de exigirse, siempre me deslumbró", remarcó Pop.
Y luego se dirigió a los Ginóbili. "Mas allá del gran competidor que fue, lo que más le importa y motiva son esas cuatro personas: su familia. Ahí es donde está su corazón, y eso es lo que lo hace tan especial. El entiende las prioridades de su vida. Con todos los intereses que tiene, política, física cuántica, economía, el espacio, etcétera". A esas alturas, todo el AT&T Center estaba invadido por distintas emociones. "La decisión más importante de la franquicia fue que haya llegado Manu Ginóbili, y que haya aceptado ir al banco al comienzo. Y desde allí construyó una carrera que lo llevará sin dudas al salón de la fama. Manu, te amo", cerró Popovich.
El final quedó en manos de Tim Duncan, uno de los mejores exponentes en la historia de la NBA. Ese con el que Ginóbili ganó cuatro campeonatos de la NBA (2003, 2005, 2007 y 2014). "No sé cómo seguir con este discurso después de media hora. Ellos se llevaron lo que yo quería decir. En fin, voy a contar una historia. Yo recibí una llamada de Pop en cuanto terminó ese draft. Terminé viéndolo y seleccionaron a alguien que jamás había escuchado. A un tal "Nanu Gino Bili"", dijo Duncan, de 42 años. El estadio estalló en risas. "Dos meses después yo lo recuerdo en el gimnasio. Y en los entrenamientos le pegaba, le tiraba todo el arsenal. Nunca se quejó y siguió mirando hacia adelante. Para lo que vino, año tras año estuve impresionado con vos. La mayor diversión fue tenerte como compañero y ver la desesperación de Popovich, cuando se enojaba y después se convencía de que lo que hacías estaba bien. Manu, fuiste un visionario porque te anticipabas a lo que iba a suceder. Es un honor estar aquí junto a vos. Te quiero", dijo Duncan.
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