“En ese momento sentí que había perdido a mi hijo”. Irma Fischer es co-fundadora de Padres, Familiares y Amigos de Lesbiana y Gays (PFALyG) y madre de un hombre homosexual que, once años atrás decidió confesarle que era gay, que siempre lo había sido, a pesar de las novias y de las ilusiones suyas de ser abuela. “Yo quedé muda, sentía como si alguien me estuviera aprisionando mi corazón con mano de hierro y hielo. Era lo más angustiante e inesperado que pudo pasar en mi vida. ¿Cómo a nosotros? ¿No era que esas cosas siempre les sucedían a otros?”
La reacción de Irma se multiplica, en la mayoría de los casos, cada vez que un hijo o hija “sale del placard” para sus padres. “Lo que a mí me produjo un shock de un momento, a él le costó años de incertidumbre, soledad y desesperación, hasta que al fin aceptó lo que le estaba pasando, encontrando la amistad de un grupo de homosexuales en su ciudad (se fue a vivir a Alemania)”, explicó en contacto con Rosario3.com.
“Esto me produjo un vuelco en mi vida; tenía que aprender a adaptarme a una situación nueva y re-adaptar todos los valores éticos de mi vida”, continuó y fue en ese camino cuando decidió, en compañía de otra mamá, organizarse y buscar a otros padres que pasaran por la misma situación. Así se formó Padres, Familiares y Amigos de Lesbiana y Gays, que hoy reúne a unas 30 personas en Buenos Aires (Moreno 1785, 1º) que se encuentran mensualmente para enfrentar la realidad de sus hijos. Muchas veces también asisten los hijos y dialogan, también hacen tareas de sensibilización en diferentes ámbitos sobre la importancia del respeto y la tolerancia de la homosexualidad.
En Rosario, no existe la organización pero sí experiencias similares. Vox Asociación Civil cuenta con un taller de reflexión para familiares y entornos afectivos de lesbianas y gays. Los martes, cada quince días, se reúnen en Entre Ríos 1087, planta alta para “reflexionar sobre la orientación sexual diferente, ampliar los conocimientos generando momentos de escucha de las propias experiencias, acceso a información certera y actualizada desde una perspectiva que contemple las diversas orientaciones, identidades y expresiones de género”, expuso Noelia Casati, de la organización civil.
¿Por qué a mí?
A través de los años, Fischer, pudo ser testigo de la diversidad de reacciones que tienen los padres al conocer “la noticia”. “Es terrible ver cómo muchos padres se sienten avergonzados por la sexualidad distinta de sus hijos. También hay padres desesperados que decían que «nunca lo iban a superar», padres que tapaban sus verdaderos sentimientos, padres intransigentes, padres que decían «aquí no ha pasado nada», padres que querían «curar» a sus hijos", enumeró. Luego subrayó: “También tuvimos el triste caso de padres que habían echado a su hijo de casa. Incluso el padre había sacado los muebles de la habitación del hijo, haciéndolo «desaparecer» de este modo". Sin embargo, rescató a los "ciertos padres que simplemente abrazan a sus hijos diciendo que siempre los iban a seguir amando, pasara lo que pasara".
Desde Vox plantean algo parecido. “Una conmoción transitan los familiares cuando una hija o un hijo decide hablar sobre su orientación sexual diferente. También hay que tener en cuenta el duelo de las expectativas que los padres y madres tienen de sus hijas e hijos. Encima está instalado una especie de silencio, el no poder hablar de lo que nos pasa a nosotros y a nuestros hijos”, destacó la psicóloga a cargo del grupo, Ana Laura Gerez.
Para Irma, con la novedad se mueren "imágenes y expectativas, incluyendo la visión de nietos y un futuro respetado del hijo. En el shock de la primera reacción, el hijo con su imagen tan querida parece no existir más", remarcó. Pero continuó: "El camino hacia la aceptación puede ser largo y está marcado por descreimiento, negación, duelo, rabia y resignación, pero puede terminar en plena aceptación".
"Yo recuperé a mi hijo y ahora estamos más unidos que nunca. Ya no hay ningún secreto que interfiera en nuestra relación. Mi mundo ha cambiado, pero esta nueva experiencia, en lugar de producirme amargura, ha generado una gran riqueza en mi vida. Y especialmente generó en mí el fuerte deseo de ayudar a otros homosexuales y a los familiares de éstos", terminó.
La reacción de Irma se multiplica, en la mayoría de los casos, cada vez que un hijo o hija “sale del placard” para sus padres. “Lo que a mí me produjo un shock de un momento, a él le costó años de incertidumbre, soledad y desesperación, hasta que al fin aceptó lo que le estaba pasando, encontrando la amistad de un grupo de homosexuales en su ciudad (se fue a vivir a Alemania)”, explicó en contacto con Rosario3.com.
“Esto me produjo un vuelco en mi vida; tenía que aprender a adaptarme a una situación nueva y re-adaptar todos los valores éticos de mi vida”, continuó y fue en ese camino cuando decidió, en compañía de otra mamá, organizarse y buscar a otros padres que pasaran por la misma situación. Así se formó Padres, Familiares y Amigos de Lesbiana y Gays, que hoy reúne a unas 30 personas en Buenos Aires (Moreno 1785, 1º) que se encuentran mensualmente para enfrentar la realidad de sus hijos. Muchas veces también asisten los hijos y dialogan, también hacen tareas de sensibilización en diferentes ámbitos sobre la importancia del respeto y la tolerancia de la homosexualidad.
En Rosario, no existe la organización pero sí experiencias similares. Vox Asociación Civil cuenta con un taller de reflexión para familiares y entornos afectivos de lesbianas y gays. Los martes, cada quince días, se reúnen en Entre Ríos 1087, planta alta para “reflexionar sobre la orientación sexual diferente, ampliar los conocimientos generando momentos de escucha de las propias experiencias, acceso a información certera y actualizada desde una perspectiva que contemple las diversas orientaciones, identidades y expresiones de género”, expuso Noelia Casati, de la organización civil.
¿Por qué a mí?
A través de los años, Fischer, pudo ser testigo de la diversidad de reacciones que tienen los padres al conocer “la noticia”. “Es terrible ver cómo muchos padres se sienten avergonzados por la sexualidad distinta de sus hijos. También hay padres desesperados que decían que «nunca lo iban a superar», padres que tapaban sus verdaderos sentimientos, padres intransigentes, padres que decían «aquí no ha pasado nada», padres que querían «curar» a sus hijos", enumeró. Luego subrayó: “También tuvimos el triste caso de padres que habían echado a su hijo de casa. Incluso el padre había sacado los muebles de la habitación del hijo, haciéndolo «desaparecer» de este modo". Sin embargo, rescató a los "ciertos padres que simplemente abrazan a sus hijos diciendo que siempre los iban a seguir amando, pasara lo que pasara".
Desde Vox plantean algo parecido. “Una conmoción transitan los familiares cuando una hija o un hijo decide hablar sobre su orientación sexual diferente. También hay que tener en cuenta el duelo de las expectativas que los padres y madres tienen de sus hijas e hijos. Encima está instalado una especie de silencio, el no poder hablar de lo que nos pasa a nosotros y a nuestros hijos”, destacó la psicóloga a cargo del grupo, Ana Laura Gerez.
Para Irma, con la novedad se mueren "imágenes y expectativas, incluyendo la visión de nietos y un futuro respetado del hijo. En el shock de la primera reacción, el hijo con su imagen tan querida parece no existir más", remarcó. Pero continuó: "El camino hacia la aceptación puede ser largo y está marcado por descreimiento, negación, duelo, rabia y resignación, pero puede terminar en plena aceptación".
"Yo recuperé a mi hijo y ahora estamos más unidos que nunca. Ya no hay ningún secreto que interfiera en nuestra relación. Mi mundo ha cambiado, pero esta nueva experiencia, en lugar de producirme amargura, ha generado una gran riqueza en mi vida. Y especialmente generó en mí el fuerte deseo de ayudar a otros homosexuales y a los familiares de éstos", terminó.