Un equipo interuniversitario logró potenciar el efecto analgésico de la morfina a partir de su combinación con ácidos grasos Omega 3, una sustancia natural que se obtiene de aceites de pescado y de chía, entre otras fuentes. La innovación -probada con éxito en ratas de laboratorio- permitiría disminuir la dosis del fármaco y mantener inalterada su acción terapéutica.

La hipótesis sobre la que trabajan los investigadores es que la reducción de la dosis conllevaría también una merma de los efectos secundarios. Por lo pronto, en los experimentos llevados a cabo los animales no desarrollaron “tolerancia”, esto es, el acostumbramiento del organismo que obliga a incrementar en forma periódica la cantidad de un fármaco para mantener su efectividad. 

En los roedores también notaron una disminución de los casos de constipación. La morfina puede generar una reducción de la movilidad del intestino delgado que deriva en cuadros de estreñimiento y, en casos extremos, suelen requerir una intervención quirúrgica para resolverlos.

La investigación “Composición farmacéutica y tratamiento farmacológico innovador para el dolor” es un trabajo conjunto que hace años llevan adelante Carolina Romañuk, María Eugenia Olivera y Rubén Manzo, de la Unidad de Investigación y Desarrollo en Tecnología Farmacéutica (Unitefa), dependiente del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba; y Carlos Laino con su equipo del Centro de Investigación e Innovación Tecnológica, de la Universidad Nacional de La Rioja.

Recientemente, el Senado de la Nación Argentina declaró de interés el estudio de este grupo científico, que ya en 2013 había sido premiado con el TechConnect Global Innovation Award. A fines de 2012, sus autores iniciaron los trámites de patentamiento del nuevo compuesto en Argentina, a través del Conicet.

Fuente: argentinainvestiga.edu.ar