Cae la tarde y los animales buscan refugio en los cobertizos construidos por manos solidarias que sintieron la necesidad de ayudarlos, sin más recompensa a cambio que la de verlos crecer en un medio lo más parecido posible a su hábitat natural.
La escena transcurre en Mundo Aparte, un predio de dos hectáreas que forma parte del polideportivo del Club Argentino de Rosario, ubicado en calle Sorrento 1595. El terreno fue cedido mediante un convenio celebrado entre la Municipalidad y dos personas particulares (una de ellas, la ex directora del zoológico municipal, María Esther Linaro, que hoy es la responsable de la reserva)
En Mundo Aparte viven 21 ejemplares de las especies más variadas: Pipo el jabalí, Loquito y Carla, una pareja de zorros; la cierva Sol, Luz, Jary, Zeus, Tania y Macarena, familia de pumas; Issóndú y Niko, la pareja de monos Carayá que dieron a luz a Zoe, Don e Ibis; Martín, el mono Caí; Coni, la oveja; Cabú, la lechuza; Rosarito Pérez, la osita melera, Fénix y Brisa, los leones y Olivia, la tortuga de tierra.
“La vida de estos animales corría serio riesgo cuando los rescatamos, en mayo de 2005, de lo que se llamó el zoológico residual –explica María Esther Linaro– pero que no era más que un basural emplazado en Avenida Presidente Perón y Las Palmeras, en la zona oeste de la ciudad, donde no habrían podido sobrevivir mucho tiempo más. Algunos estaban heridos; otros, muy desnutridos”.
Linaro remarca que no es la intención de ella, ni de ninguno de los colaboradores del proyecto, que los animales vivan en cautiverio, pero admite que a esta altura ninguno de esos ejemplares está en condiciones de ser liberados en un medio completamente natural. Sobre todo, si se tiene en cuenta que algunos están en peligro de extinción por la caza indiscriminada y otros sufrieron un deterioro físico muy importante a causa de tantas adaptaciones a lugares distintos.
Por eso, dicen los voluntarios, "lo que hoy podemos hacer es ayudarlos a vivir creándoles las condiciones de vida lo más parecidas posibles a su ambiente natural”. Y las pruebas están a la vista: Issondú y Niko, los monos Carayá, habían dejado de reproducirse en el zoológico. En cambio, desde que habitan Mundo Aparte han tenido dos camadas de monitos y han ayudado a prolongar la especie.
La gente que ayuda a Linaro proviene de varias escuelas de Rosario que se consustanciaron con el proyecto. Se trata de un grupo de alumnos, ex alumnos, docentes y padres de las escuelas Gurruchaga, Ameghino y Almafuerte que como parte de sus pasantías o por simpatía con la causa se encargaron de las tareas de desmalezamiento del terreno y construcción de cobertizos y actualmente colaboran con los trabajos de limpieza, alimentación de los animales y riego, entre otras actividades.
Además, “los chicos del Complejo Gurruchaga aportan las frutas y verduras para los animales herbívoros que ellos mismos cosechan en la huerta que pertenece a la escuela y ya aprendieron qué tipo de vegetales prefiere cada especie”, explica Sara Ortubia, docente coordinadora en esa institución educativa y remarca lo importante que resulta para los alumnos, en especial los que eligieron la terminalidad Agroalimentación, aprender acerca de cultivos, ecología, higiene, especies animales y legislación sobre ambiente y fauna, “en el terreno y no sólo a través de los libros”.
La ayuda económica que brindan alumnos y voluntarios en general es imprescindible, ya que el aporte de la Municipalidad es de 2.500 pesos mensuales –que no alcanzan para el mantenimiento y la totalidad de los gastos– y por diversas trabas burocráticas no llega siempre con continuidad.
“Mundo aparte no es un nuevo zoológico –aclara Ortubia– ya que no hay días ni horarios de visita para que la gente venga a ver a los animales ni existe especulación económica. Sólo los colaboradores, bajo la supervisión de Linaro que conoce a cada uno de los animales, ingresan y toman contacto con la reserva” agrega.
“Lo ideal sería que cada uno volviera a su lugar de origen, dicen los chicos, pero como hoy eso es imposible, entre todos tratamos de que en Mundo Aparte se sientan como en su casa y parece que están a gusto; si no, pregúntales a los monitos que no paran de agrandar la familia”.
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