Estallaron dos bombas con solamente unos minutos de diferencia y provocaron la muerte de nueve personas y dejaron al menos 39 heridos en la zona norte de Bagdad. El hecho sucedió apenas un día después de que el presidente de Irak declarara que la violencia debería ser superada antes del fin del año 2007.

 

Las bombas se detonaron en un coche estacionado y en un camino, y las explosiones tenían como objetivo una patrulla del ejército iraquí que se desplazaba en una congestionada intersección vial, según fuentes policiales.

 

Por otra parte, el personal de seguridad rescató los cuerpos sin vida de 19 personas, lo que hace que el número de víctimas ascienda a más de 60, cuyos cadáveres fueron hallados en las últimas 48 horas.

 

Las fuentes policiales señalaron que “los cuerpos presentaban señales de haber sido torturados y que la mayoría de las personas habían sido asesinadas de un tiro en la cabeza”. Estas muertes responden, aparentemente, a la ola de violencia sectaria en la que está inmerso el país.