Después de las barras bravas de River y de Boca, las más pesadas del país son las de Rosario Central y de Newell´s Old Boys. Así fueron consideradas al menos por los encargados de seguridad en el fútbol de Buenos Aires, según publica en su edición de este martes el diario Clarín. Algo que para la policía local no es tan así. "En la ciudad el tema está controlado", asegura uno de los comisarios que coordina los operativos de seguridad en los partidos que se juegan de local.

La violencia de las barras cobró fuerza tras los últimos enfrentamientos entre hinchas leprosos y millonarios por un lado y canallas y xeneizes por el otro. Pero, más allá de esos cruces, no concuerda con lo que piensa la policía rosarina, que remarcó que en los últimos meses no se registraron hechos de violencia importantes en los estadios de la ciudad.

El comisario Humberto Codolini, quien está a cargo de la seccional 9ª, zona del Gigante de Arroyito, considera que "en Rosario, el tema de las barras bravas está bastante controlado". El jefe policial le dijo a Rosario3.com que desde que asumió en su cargo, en noviembre del año pasado, "no hemos tenido escaramuzas" con la barra brava de Central.

"En el último clásico, en el incidente sobre el final –se apedrearon entre la popular de Newell´s y una de las plateas canallas– no participó gente de la barra", destacó el comisario, quien remarcó que "los disturbios que existen se están produciendo en las plateas que dan espaldas al río".

En su ránking de barras más revoltosas, Codolini enumeró detrás de las de River y Boca a las parcialidades de Chacarita y Nueva Chicago, que "vienen directamente a buscar problemas".

Por su parte, el titular de la seccional 5ª, con jurisdicción en el parque Independencia, comisario Néstor Ljungberg, coincide en que las barras de Central y de Newell´s no son tan peligrosas como otras de Buenos Aires.

"Yo estoy a cargo de la comisaría desde diciembre de 2005 y desde entonces hasta hoy no hay antecedentes de hechos considerables de violencia en el estadio de Newell´s", señaló a este medio. Ljungberg, además de las barras ya mencionadas, agregó a la de Racing a lista de las más temidas.

El diario Clarín, que en su nota cita a fuentes de los organismos de seguridad del fútbol en Capital Federal, explica la inclusión de Central en la lista por "la feroz interna en el club rosarino entre Los Pillines y Los Chaperos que derivó en más hechos violentos". 

La nota afirma además que en Newell´s, "después de muchos años de divisiones, la mano férrea del presidente Eduardo López logró disciplinar a los violentos a cambio de prebendas".

En cuanto a la supervivencia de las barras, desde el área de seguridad aseguraron que "hasta que no caiga un financista esto no se termina. ¿Quién es el financista? El que le arma el negocio y le permite que del terror haga su medio de vida". En la categoría de financista entran los dirigentes (oficialistas, opositores o ex), los técnicos y los jugadores que "le dan desde parte de sus sueldos hasta entradas y micros para viajar".

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El análisis del fenómeno barras, por Miguel Tessandori