Rubias, morochas, coloradas, onduladas, lacias, cortas y largas, hay pelucas para todos los gustos. En los 60 eran símbolo de elegancia, y ahora volvieron para quedarse: tendencia mundial, en la Argentina son cada vez más las mujeres que las utilizan para esquivarle a la peluqueria y a la monotonía. En apenas estos seis meses que van de 2013 se vendieron en el país un 25 por ciento más de pelucas que durante todo el año pasado.

Prácticas y cómodas, permiten estar siempre prolijas sin necesidad de perder interminables horas en la pelu e incluso ocultar una calvicie incipiente. Para Ariel Sztutwojner, director de Pozzi Pelucas, justamente esa es la clave del éxito. En diálogo con el programa A Diario, que conduce Alberto Lotuf por Radio 2, destacó la facilidad y rapidez de los cabellos falsos para conseguir un look distinto todos los días, o simplemente para estarse arreglada sin pasar interminables horas delante del espejo: se coloca sobre la cabeza y ya está.

Consultado sobre la bondad de la materia prima de las pelucas y sus costos, Sztutwojner explicó que éstos varían de acuerdo a la calidad del cabello –si es humano o artificial–y al tipo peinado. Los apliques naturales, largos y de color son los más caros: “Una peluca hasta el omóplato ronda los 8 mil y 10 mil pesos”, precisó; en tanto una igual pero de cabello sintético, la mitad.

De todos modos, el especialista ponderó la calidad de las fibras artificiales que hoy en día permiten incluso ser sometidas al calor de la planchita y el secador. “Antes te quedabas con un manojito de plástico chamuscado en la mano”, recordó.

“La peluca es una solución única y resuelve el problema del cabello de una forma casi imperceptible”, sostuvo Sztutwojner quien destacó que sus clientas generalmente se acercan para hacerse un casco que respete su look original. La comodidad parece ser la regla: tener siempre a mano un peinado listo, ya sea para ir a una fiesta o simplemente a trabajar.