El freno a las importaciones aplicado en 2011 por el gobierno nacional tiene visibles consecuencias en algunos rubros, como el de medicamentos. Una familia de Godeken, en el sur de Santa Fe, denunció que desahuciados ante el faltante de Mysoline Primidona en Argentina, buscaron en Uruguay y descubrieron que los envases que allí se comercializan proceden de un laboratorio de San Isidro, Buenos Aires.

La familia de Lucrecia Trosero, de 22 años, inició hace meses la búsqueda desesperada de esa medicación de consumo obligatorio y de por vida para el tratamiento de su epilepsia, que se elabora en Gran Bretaña.

Si bien antes de la entrada en vigencia de las trabas a las importaciones, el medicamento se conseguía sin dificultad, a partir de entonces el panorama se complicó para la familia, ya que lo rastrearon en todas las farmacias posibles, sin resultado positivo.

“En ese momento, y para no interrumpir el tratamiento, empezamos a averiguar en algunas farmacias de Montevideo, Uruguay, y lo conseguimos”, explicó Giorgina Trosero, hermana de Lucrecia, en diálogo con Rosario3.com.

Pero con gran sorpresa la familia advirtió que las cajas procedían de Argentina, desde donde habían sido exportadas hacia el país vecino.

“Habitualmente, las cajas son de color violeta; por eso, al ver las que nos daban en la farmacia uruguaya –celestes y blancas–, nos llamó la atención y descubrimos que se trata de la misma monodroga acondicionada en el laboratorio HLB Pharma de San Isidro, Buenos Aires, y luego exportada a Uruguay”, precisó Giorgina.

“Lo que sentimos es una mezcla rara de sensaciones: bronca, impotencia, dolor, miedo, y necesito difundir esta situación que no sólo le ocurre a mi familia, sino a muchos argentinos perjudicados por el freno de las importaciones”, dijo la hermana de la damnificada, y se preguntó “cómo es que no hay monodroga para los pacientes del país y sí se envía a Uruguay, donde se vende sin restricciones”.

Cada caja cuesta 136 pesos, en Uruguay, y Lucrecia consume 5 cajas al mes que, inexplicablemente, sus familiares deben comprar en el país limítrofe, a pesar de estar elaborado en Argentina.