Incomunicados pero no tanto. Presos de alto perfil, que cumplen elevadas condenas por crímenes en Piñero, llamaron por el teléfono fijo del penal al periodista Roberto Caferra, para reclamar que están sometidos a extremas y arbitrarias medidas de seguridad, entre ellas, el aislamiento. También aseguraron que les practican exámenes médicos para detectar si esconden en sus propios cuerpos algún dispositivo tecnológico.

Ayer a la tarde, mientras llovía sin cesar en Rosario, el conductor de Radiópolis (Radio 2), recibió un llamado a su celular. Era Ramón Ezequiel Machuca, alias "Monchi Cantero", condenado a 37 años de prisión por ser encontrado autor penalmente responsable del delito de asociación ilícita agravado en calidad de jefe de la banda Los Monos, por atentado agravado a la autoridad y cuatro hechos de homicidio. Tras saludar y presentarse rápidamente, pasó el teléfono a un compañero de pabellón, Ricardo Albertengo. El hombre cumple una condena de 37 por homicidio y afronta un pedido de prisión perpetua porque, en una salida transitoria, volvió a matar, ésta vez al policía Mauro Mansilla.

Interno de alto perfil en Piñero, Albertengo expresó lo que antes habían expuesto ante la Justicia –a través de un hábeas corpus que fue rechazado–: “Todos los detenidos, también en Coronda, sufrimos medidas de seguridad arbitrarias. El Servicio Penitenciario dio órdenes internas sin sustento que nos obligan a perder contacto con la familia, también ellos deciden quién es familiar directo o no. Argumentan que las medidas tienen que ver con la seguridad pero invito a cualquier juez a que venga a ver si hay o no seguridad acá, somos 4 internos y tenemos 11 cámaras que nos monitorean”, precisó.

Consultado sobre si conocían los motivos de estas medidas, sostuvo: “No lo entiendo, ellos argumentan cuestiones de seguridad. Pero somos 4 internos –nombró a Machuca, a Walter Jure y a un hombre de apellido González–que nunca hemos alterado la conducta en estos dos meses que estamos acá en este pabellón, que no se puede decir que sea eso porque no podemos salir ni estudiar. Esto es un campo de reclusión del siglo 21”.

En otro tramo de la comunicación, insistió en la cantidad de reclusos que comparten el pabellón. “Somos 4 nada más monitoreados las 24 horas por 11 cámaras con guardia especial, no pueden argumentar que es por seguridad, restrigen a los familiares, nos meten rayos X para ver si hay algo adentro de nuestro cuerpo, para ver si nos tragamos un celular y esto no se puede hacer sin una orden médica”, se quejó.

“Este lugar no es Disneylandia pero es imposible que pase algo, hay requisas permanentes”, manifestó en orden a argumentar que los controles son extremos. “El Estado tiene las herramientas para que no pase, acá no hay ningún agujero que no sea detectado con una cámara”, amplió al tiempo que volvió a pedir que un juez o una jueza se haga eco de sus reclamos y obtengan más beneficios en su período de detención.