El concejal del Frente del Pueblo Sur (FPS) Alberto Cortés promueve crear un mapa de la explotación de niños y niñas, del tráfico de personas, y de destinos elegidos por el turismo sexual para cimentar conciencia social e individual libre de clientes dispuestos a consumir prostitución.

De esta manera, Cortés vuelve a la carga con su propuesta para instaurar en Rosario el Museo de la Trata y Violencia de Género “como espacio de cultura, abierto, democrático, educativo, social, cultural y de reflexión comunitaria sobre la problemática".

Cortés ya había propuesto la idea del Museo pero esta vez hizo hincapié en el trabajo de prevención que se haría desde ese lugar. Entre otras cosas, dijo, "tendrá la tarea de realizar este mapeo del delito sexual en Rosario”.

Asimismo, el Museo podrá desarrollar relaciones y establecer convenios con instituciones municipales, provinciales, nacionales e internacionales, “a fin de difundir y alertar a posibles víctimas sobre las metodologías engañosas y extorsivas con las que son captadas con fines de explotación laboral y sexual”, agregó.

Además, podrá disponer y reconstruir digitalmente archivos documentales provenientes del terreno judicial, de la legislación existente, del trabajo periodístico y literario, de testimonios orales, videos y películas que reflejen historias de vida de las víctimas.

En síntesis, el Museo “deberá tener una organización y funcionamiento que tiendan a desalentar el consumo de sexo pago, a promover el disfrute libre, creativo de la sexualidad y el erotismo y contribuirá a construir una cultura de conocimiento y respeto al propio cuerpo y el de las demás personas”, concluyó.

El nombre y la memoria

Cortés propone que el Museo se llame "Raquel Liberman", quien "se convirtió en un símbolo de la lucha de mujeres que aún hoy sufren trata, proxenetismo y violencia de género y porque fue la primera que se atrevió a denunciar a la red de explotadores".

Sin embargo, la historiadora de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), María Luisa Mugica, quien desde hace años está dedicada al estudio de la prostitución, le dijo a Rosario3.com: "Raquel Liberman nunca trabajó como prostituta en la ciudad".

Lo que se sabe de Liberman es que fue una inmigrante polaco - judía que vino en barco a la ciudad de Buenos Aires, a principios del siglo XX con sus dos hijos pequeños. Ahí, su esposo la esperaba con un trabajo estable que algunos aseguran era de sastre. Al poco tiempo, el hombre falleció y Raquel que iba a trabajar de costurera para solventar económicamente a su familia terminó dentro de la organización judía Zwi Migdal, donde ejerció la prostitución en el barrio del Once. Su historia fue muy conocida e inspiró la novela "La Polaca" de Myrtha Schalom.