Aunque abundan los intentos del Estado municipal por descentralizar la administración y eficientizar los servicios, todavía continúan produciéndose algunas situaciones más dignas de un sketch cómico de Gasalla encarnando a la empleada pública que de una óptima atención a los contribuyentes.

Tal el caso de Marcelo Lamberti, lector de Rosario3.com que dio testimonio de su propia laberíntica experiencia a la hora de intentar pagar una multa de tránsito, hasta hoy sin éxito, y quizás lo que a él le ocurre se repita con otros ciudadanos que quieren cumplir, pero no pueden.

En 2002, Lamberti debía renovar su carné de conductor, para lo cual pidió un comprobante de libre de multa que le negaron por tener una infracción pendiente de pago. Le explicaron entonces que para pagarla, debía dirigirse a una procuradora, trámite que cumplió y allí acordó un plan de pago 4 cuotas de las cuales alcanzó a abonar 2. Cuando estaba a punto de pagar la tercera, se quedó sin trabajo y se vio impedido de continuar con el plan de pago hasta que su situación financiera mejorara.

Este año, con trabajo nuevo y tres meses antes de que se venciera nuevamente su carné de conductor, Lamberti intentó ponerse al día con las cuotas atrasadas de aquella vieja multa para lo cual volvió al estudio de la procuradora donde había cerrado el acuerdo.

Allí le dijeron que para poder cobrarle la deuda, antes debían pedir la liquidación a la Municipalidad, pero pasó dos meses llamando infructuosamente sin que consiguiera pagar.

A punto de cumplirse la fecha en que debía renovar su licencia de conducir, decidió averiguar en forma personal qué pasaba, para lo cual fue al distrito sur de la Municipalidad, que por jurisdicción le corresponde. Desde allí lo derivaron al Tribunal de Faltas, desde donde a su vez, lo remitieron a “Cobros Judiciales” (En la ex Aduana), oficina desde la cual lo enviaron rumbo al Centro Integral de Atención al Contribuyente (CIAC) donde finalmente lo atendió una pasante, quien a pesar de su buena voluntad por responder al reclamo, no logró encontrar la liquidación. La gota que rebasó el vaso fue que allí se enteró de que la persona que tenía a cargo su trámite cambió de repartición y quien actualmente se ocupa de la remisión de morosos a los procuradores, está de vacaciones.

El 20 de noviembre, la licencia de conducir de Lamberti se venció sin que nadie de la Administración municipal ni de su unidad descentralizada de distrito le dijera cómo puede hacer para saldar lo que debe. El contribuyente quiere pagar, pero no encuentra a nadie que le diga cuánto debe hoy al municipio y a dónde tiene que dirigirse para demostrar su voluntad de pago. Preocupado se plantea cómo justificará su carné vencido en caso de que un inspector de la misma Municipalidad le pida la documentación para saber si está en regla.