Pedro Robledo

Fue un comienzo impactante. El impecable trabajo de la VJ Verónica Loza marcó el inicio. El formato elegido para la introducción delató el presente de Bajofondo. El primer tema fue ejecutado con la base rítmica marcada en forma contundente por el contrabajo y la batería y la melodía a cargo del bandoneón y el violín, con una casi imperceptible participación de sonidos electrónicos.

Con Javier Casalla (violín) en el centro de la escena, la banda fue recorriendo el repertorio de "Presente" y volvió a versionar, siempre con la electrónica solapada, algunas canciones reconocidas de los álbumes anteriores: Bajofondo Tango Club (2002) y Mar Dulce (2007).

Imágenes y sonidos se alternaron en el protagonismo del show. Por tramos, las imágenes complementaban lo que sonaba y, en otros momentos, la música se tornaba incidental acompañando el relato de los videos.

"Somos una banda de Argentina y Uruguay", dijo Santaolalla marcando la pertenencia rioplatense de Bajofondo.

Es así, los homenajes en pantalla van y vienen entre Argentina y Uruguay, incluyendo un reconocimiento al fútbol charrúa con un audio de Víctor Hugo en el Mundial 86 relatando un gol de Venancio Ramos.

Cuando Gabriel Casacuberta abandonaba el contrabajo y se calzaba el bajo eléctrico, la banda realizaba guiños al rock y cortaba la monotonía de colores y atmósferas que imponían los tramos electrónicos.

Santaolalla, siempre movedizo e histriónico se ocupó de contagiar al público que al principio se mostró tímido y reticente a despegar de sus butacas.

El discurso de bienvenida formal tuvo que esperar largo rato. Después de cantar "Pena en mi corazón", una letra introspectiva, Santaolalla recordó su concierto con Arco Iris en el mismo teatro. "Lo que pasa nos afecta a todos.

Estamos acá para hacer música y tirarles la mejor onda para ustedes", comentó atinadamente acerca de la tragedia de Rosario.

"Venimos de una larga gira presentando este disco, así que nos agarran bien ensayados", dijo antes de cantar "Pide piso", el primer single del nuevo disco, que remite a formas vinculadas al tecno-dance y en el final desemboca en el tango.

Desde la aparición de Gotan Project, la banda pionera del tango electrónico, se confirma la tendencia estética de este rubro: empiezan con samples y programaciones y, al ejecutar en vivo, dan lugar al recurso humano y van soslayando las máquinas hasta llegar al formato canción. Bajofondo con "Presente", también está en esa sintonía.

Se preocupan por reconocer las formas originales del tango.Después de los momentos más intensos, de buen rock, siempre viene el respiro, con estilo de orquesta típica.

En esta etapa del grupo, todos cantan. En el hip hop tanguero "Miles de pasajeros" rapean Casacuberta y Supervielle (en francés) y complementa Santaolalla en clave de milonga forzando su garganta con sonidos guturales, mostrando el contraste entre cantor de orquesta y rapero.

Para la segunda parte, Bajofondo cumplió con lo prometido antes del breve intervalo: aunque el poco espacio entre butacas conspiraba, hizo bailar a toda la sala, ya con un público cautivo y descontracturado. Se encendieron las luces y la gente también.

"El mareo", fue saludado especialmente y naturalmente surgió el recuerdo de Gustavo Ceratti, quien puso su voz en este recordado hit.

Para el momento bailable, fueron surgiendo todos los géneros musicales involucrados en la propuesta: tango, rock, pop, etc, pero el manifiesto vino en el cierre. "Tango, candombe y rock and roll. No nos pueden imitar, les falta huevos para tocar".

En los bises hubo una "fiesta electrónica" con público en el escenario, la voz de Adriana Varela, una milonga "compadrita" y, mientras saludaban, sonó una orquesta típica con Bajofondo marcando el compás.